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Quizá no acapara tantos elogios como algunos de sus compañeros, pero su fútbol está a la misma altura que los resultados del Mallorca. Mario Suárez Mata (Madrid, 1987) es ya uno de los valores más seguros de Manzano, que ha aprovechado el inicio de Liga para entregarle los galones del grupo y confiarle la dirección del juego. El centrocampista, que llegó a la Isla en 2008 como un «refuerzo a largo plazo», ha progresado tanto desde entonces que su nombre se ha hecho imprescindible en la libreta del técnico. Sin embargo, no nota la presión. Más bien al contrario. «Es mi segundo año aquí y aunque sigo aprendiendo y tengo muchas cosas que mejorar, sí que es cierto que el míster me exige una mayor responsabilidad en el campo. Y eso me gusta», aclara sin inmutarse. De momento, ya ha participado en cuatro de las cinco funciones que ha representado la plantilla (sólo las rotaciones le apartaron del once en Sevilla) y ha marcado un tanto, el que abrió el festival de la tercera jornada ante el Tenerife.

Ahora mismo, Mario es uno de los activos mejor valorados de la plantilla mallorquinista. Por edad (22 años) y por otras muchas razones. Sus derechos federativos pertenecen únicamente al club balear (firmó hasta junio de 2012), acumula una experiencia notable en las categorías inferiores de la selección (es campeón de Europa sub'19 y ha participado en un Mundial sub'20) y le sobra personalidad. El único peligro en ese sentido es que el Atlético de Madrid, su club de origen y procedencia, se reservó una opción para recuperarlo el verano que viene a cambio de dos millones de euros. «A mí no me sorprende mi evolución», comenta. «Sé cuáles son mis características y lo que puedo aportar al equipo. Me limito a hacer mi trabajo y hasta ahora están saliendo las cosas. Espero que siga siendo así mucho tiempo», añade a la hora de valorar su rendimiento.

Mientras llega ese momento, Mario sigue poniendo sus prestaciones al servicio del equipo. De hecho, no es partidario de mirar demasiado lejos y ahora mismo sólo le preocupa el partido del domingo ante el Sporting: «Vamos a Gijón con el único objetivo de conseguir los tres puntos y teniendo en cuenta la dinámica del equipo no podía ser de otra forma. Iremos a ganar y a intentar hacer un buen partido», explica.

Mario se enfrenta, además, a un partido peculiar. Su padre es asturiano y en el Principado reside una parte importante de su familia, a la que visita algunos veranos. Eso hará que en las gradas de El Molinón se reúnan muchos de sus allegados para verle en acción y darle un pequeño empujón. «Será especial, porque mis familiares no pueden venir siempre a verme. Es un estadio bonito y la gente anima mucho. A todos nos gusta jugar allí», argumenta. En cualquier caso, lo que más le preocupa es redondear el buen arranque de campeonato que está trazando junto a sus compañeros y superar los números que firmó hace once años el Mallorca de Cúper: «La verdad es que estamos haciendo un arranque sobresaliente, sobre todo en casa, y que ganar en Gijón sería como ponerle la guinda al pastel. Siempre es bonito intentar superar récords positivos, pero el objetivo real es ir superando partidos que nos sirvan para asegurar cuanto antes la permanencia en Primera División. La clave somos nosotros mismos y si hacemos las cosas bien tenemos muchas posibilidades de ganar. La afición del Sporting aprieta mucho y nos medimos a un rival peligroso porque le gusta jugar bien al fútbol».

Otra de las cosas que tiene muy claras Mario Suárez es que, aunque el Mallorca haya acampado hasta ahora junto a los grandes, su verdadero objetivo es otro mucho más próximo: «Cuando logremos la salvación ya podremos mirar otras cosas, pero de momento vamos paso a paso». Ahí queda.