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La selección acudió a la cita que tenía con la victoria y arrasó a una Lituania que se marchó al final del primer cuarto con una ventaja de nueve puntos (15-24) y que sufrió un parcial de 23-0 en los primeros siete minutos del segundo, que fue prácticamente definitivo.

España comenzó bien, con dos canastas de Rudy y Navarro. Y ahí se quedó. Lituania, un equipo teóricamente desahuciado y en caída libre, pareció revivir con tres triples de cuatro intentos a los cinco minutos, 10-15. Volvió a dar la impresión de que contra España es fácil meter triples.

Las cosas iban de mal en peor, con 10-19 en el minuto 7, y un quinteto español completamente diferente en cancha. Al final de los primeros minutos, 15-24 y una sensación: el juego de España es capaz de resucitar a cualquier selección moribunda.

Y... de repente: España. Siete minutos y un parcial de 23-0. Navarro las metió, Garbajosa también y Pau y Rudy. Y también se defendió y se robaron balones.

La selección española abrió de par en par las puertas del infierno a una Lituania incapaz de reaccionar ante el vendaval hispano. De perder por nueve a ganar por catorce. Todo un mundo en siete minutos.

Con 57-41 a falta de dos minutos y medio, España buscó cerrar definitivamente el partido, algo que hasta ahora se le había negado. Alcanzó los veinte puntos de ventaja, 62-42 y acabó el tercer periodo con veintiuno, 64-43.

La selección no quiso más. Aguantó la ventaja mientras que el seleccionador intentaba no castigar con demasiados minutos a los Pau, Navarro, Rudy o Garbajosa.

España cumplió con su cita con la victoria, pero deberá ganar el próximo miércoles a Polonia, que contará con el apoyo de once mil gargantas, si quiere estar en Katowice en la fase final.