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C.R.C. Las circunstancias relegaron a un segundo plano la presentación de Rubén González, que pasará al anecdotario del proyecto 2009-10 al ser el primer futbolista presentado en la era Martí Mingarro. El central gallego, que jugará en el Real Mallorca las dos próximas temporadas, recala en la Isla con la carta de libertad tras rescindir con el Celta.

«Es una nueva etapa que afronto con la mayor ilusión y con la oportunidad que me brinda el club de volver a la máxima categoría del fútbol. Tengo ganas de devolverles esa confianza que han depositado en mí», apuntó el futbolista compostelano, de 27 años.

Rubén, que comparte representante con Gregorio Manzano (Manuel García Quilón) agradeció el interés mostrado por la entidad: «Me parece un muy buen club y una gran ciudad. Han apostado por mí en unas circunstancias difíciles y con el mar revuelto en Vigo. No tengo dudas de que es la mejor elección».

Rubén también se acordó de su club de origen a pesar de no entrar en los planes del entrenador y de ejercitarse al margen del grupo: «Han sido difíciles porque el Celta es un grande que pasa por problemas difíciles y yo desde aquí le deseo lo mejor porque el trato siempre ha sido cordial. A partir de ahora mi mente y mis servicios son del Mallorca y sólo pienso en empezar a trabajar con mis nuevos compañeros y en ponerme a las órdenes del entrenador». Rubén no entraba en los planes del entrenador del Celta, Eusebio Sacristán, y por ello se ejercitaba al margen del grupo.

Nacido en Santiago, se formó en el Conxo antes de desfilar por las categorías inferiores de la SD Compostela. El Real Madrid se fijó en él en la campaña 98-99, jugando en el Juvenil C. Pero hasta la temporada 00-01 no pasó a y se estrenó en Primera División con la camiseta blanca.

Fue el 10 de mayo de 2002, en la última jornada de aquella campaña, en un encuentro disputado en Riazor ante el Deportivo y que el conjunto blanco, con la mente fijada en la final de la Liga de Campeones frente al Bayer Leverkusen que disputaba unos días más tarde, cayó derrotado por 3-0. El año anterior, en concreto el 14 de marzo de 2001, había debutado oficialmente en un partido de la Champions en Bruselas ante el Anderlecht sustituyendo a Manolo Sanchís. Del Bosque le dio la alternativa.

Su etapa en el Madrid quedó marcada el 9 de noviembre de 2003, en un encuentro disputado en el Sánchez Pizjuán, cuando Carlos Queiroz le sustituyó a los 25 minutos -con 3-0 en el marcador- señalándole como el culpable de la goleada. Sus lágrimas en el banquillo dieron la vuelta al mundo. Fue su cuarto y último partido con el primer equipo madridista.

Posteriormente militó en calidad de cedido en el Borussia Mönchengladbach y el Albacete para regresar a la Casa Blanca, aunque en ese caso al filial (2005-06). Recaló en el Racing de Santander, cuajando una gran campaña junto a Garay en el centro de la zaga (34 partidos y 2 goles). Al año siguiente, sin embargo, acabó en el Celta, donde ha permanecido las dos últimas temporadas en Segunda. Con la selección, fue campeón de Europa sub'16 en 1999.