Javier Martí Mingarro es quien debe ahora idear la estrategia a seguir y para esto se apoya en Mateu Alemany.

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La nueva propiedad del Real Mallorca afronta su entrada en el club con serenidad y sobre todo sin vender ni proyecto faraónicos ni tampoco espectaculares. Su libro de estilo viene marcado por la austeridad total y por mantener una línea de continuidad en todas las esferas de su nueva inversión, también en la deportiva. El abogado mallorquín Tomeu Vidal, encargado de trazar las líneas maestras de la negociación y ser el vínculo entre Alemany y la familia Mingarro, reconoció ayer que tal y como está la situación del Mallorca, del fútbol español y de la situación de crisis a nivel general, «lo que venimos a hacer es a gestionar un déficit. No se puede hacer otra cosa», subrayó. Y es que si bien no ha trascendido prácticamente nada de la capacidad inversora del nuevo propietario, los primeros pasos y las primeras intenciones marcan una línea de contención de gastos idéntica a la puesta en marcha por Mateu Alemany y una inversión muy prudente sin permitirse ni alegrías ni tampoco aumentar la deuda del club que ya de por sí es elevada superando los cuarenta millones de euros.

Esta tesitura, unida a la poca capacidad de generar ingresos que tiene el Mallorca hacen que Javier Martí Mingarro, a todos los efectos ya el nuevo propietario, intente prolongar el plan B ideado por el presidente mallorquín y cuyas líneas maestras trazó Pere Terrassa, uno de los hombres de máxima confianza de Alemany durante este último año y en la anterior etapa donde ambos coincidieron en el órgano de gobierno de la entidad.

Los hermanos Martí Mingarro quieren marcar bien los tiempos y no precipitarse en sus movimientos. Sin embargo, hay decisiones que deben afrontarse con urgencia como es el caso de los fichajes y demorar más las contrataciones de los nuevos futbolistas "de cinco a seis" puede suponer un perjuicio para el equipo y una falta de motivación incluso para la afición, que permanece expectante ante los movimientos que se vienen desarrollando alrededor del club balear.

El 'time' institucional indica que la próxima semana puede formarse el nuevo consejo de administración, aunque tampoco en este punto existe una seguridad total. «Todo se hará desde la tranquilidad», insistía Tomeu Vidal y la «transición no se hará en dos días», puntualizaba.

Junta de accionistas
Cuando se haya llevado a cabo la formación del consejo, posteriormente se realizará una junta de accionistas que debe dar el OK a todos los movimientos realizados por el nuevo órgano de gobierno de la entidad balear.

Mientras tanto las conversaciones entre Alemany y Mingarro siguen desarrollándose más allá de que se haya firmado la venta de las acciones y ayer ambos almorzaron juntos para seguir trazando las líneas maestras de lo que debe ser una transición lo menos traumática posible, es decir, que la entrada de la nueva dirección pueda apoyarse al máximo en el conocimiento que el abogado mallorquín tiene de todo lo que rodea al club en estos momentos.

Otra cosa es el tiempo que va a durar esta transición. Alemany va a abandonar el club en un corto periodo de tiempo y probablemente no estará más de tres meses en el club, tiempo que debería ser más que suficiente para que el cambio pueda llevarse a efecto en todos los sentidos. Se marchará Alemany, pero el resto seguirá en sus puestos. Manzano, Pons, todo el Mallorca seguirá igual y no se vaticinan más cambios que los que puedan llevarse a cabo en el consejo de administración.