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Después de estirar las piernas en Kössen durante doce días, la plantilla del Real Mallorca volvió a pisar ayer la Ciudad Deportiva sin ninguna cara nueva. A falta de menos de cuatro semanas para abrir el telón del campeonato, las huestes de Gregorio Manzano no han dado la bienvenida a ningún futbolista... y no se avistan novedades en el horizonte. El club podría alargar la incertidumbre hasta que se aproxime el arranque del torneo y confía en los descartes de los grandes para comenzar a perfilar un plantel que ha perdido un peso específico notable con las bajas de Arango, Moyà, Jurado, Cléber, David Navarro y Scaloni.

A pesar de esa calma aparente, en la SAD balear trabajan para dar forma al plantel. Gregorio Manzano recalcó el pasado sábado, nada más aterrizar en la Isla, que el equipo sigue sin reforzarse y que, una vez cerrado el capítulo de la venta, será hora de hablar de «fútbol y de futbolistas».

En este sentido, el primero que puede abrir la puerta de salida es Víctor Casadesús. El delantero mallorquín, cuyo contrato finaliza la próxima temporada, podría abandonar la Isla si el club recibe una oferta por él. El Real Zaragoza es el equipo que más ha preguntado por su situación, aunque de momento no ha concretado ese interés.

Mientras tanto, el equipo regresó ayer a los entrenamientos y Manzano contó con todos sus efectivos a excepción del lateral Enrique Corrales, que se ejercitó al margen por las molestias que arrastra en la rodilla.

Al término de la sesión, Gonzalo Castro, que esta temporada asumirá un rol más notable por la marcha de Juan Arango y Jurado, atendió a los medios con la ilusión de confirmar las expectativas: «Estoy preparado para tener mi oportunidad y al igual que el año pasado intentare mostrar mi mejor nivel».