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El Mallorca sigue quemando etapas en su preparación al mismo tiempo que acumula derrotas. Los de Son Moix hincaron anoche la rodilla ante el conjunto más cualificado del fútbol alemán y aunque en su juego se aprecia ya una cierta mejoría, siguen quedando un montón de kilómetros por delante. El Wolfsburgo, que anduvo maniatado durante todo el primer tiempo, aprovechó el bajón de su invitado tras el descanso y se anotó una merecida victoria que acentúa un pelín más las carencias isleñas a estas alturas del año (3-1).

El cuadro rojillo, que se sumergió en el encuentro pendiente todavía de lo que estaba pasando en la planta noble del ONO Estadi, tuvo que medirse al campeón alemán lastrado por algunas bajas muy significativas que provocaron que Manzano siguiera experimentando. Sus movimientos más significativos fueron colocar a Tuni en el lateral izquierdo (tanto Ayoze como Corrales estaban en la grada) y a Trejo como interior un par de metros por delante del 'solleric'. Y no le fue mal. A los cuatro minutos, un error defensivo del Wolfsburgo dejó a Aduriz sólo ante el argentino Benaglio y el donostiarra no perdonó. Un remate letal ayudó a que los baleares marcaran su terreno y sometieran momentáneamente a los germanos.

Después, el Mallorca redactó los mejores minutos del verano sobre el terreno de juego. Mientras las piernas aguantaron, los bermellones movieron muy bien la bola y se sintieron muy cómodos sobre la alfombra del Schawz, En defensa tampoco sufrieron agobios importante y eso ayudó a que el grupo fuera creciendo y a que reforzara su autoestima atrás. No obstante, también recibió algún susto. Tras rebasarse la media hora, Schäfer probó fortuna con una volea que se fue por encima del arco de Lux y a continuación la estrella del Wolfsburgo, el brasileño Grafite, malgastó su mejor bala lanzando el cuero a la pista de atletismo. Él mismo desperciaría luego otro cabezazo, mientras que el Mallorca sólo respondió por medio de una excelsa acción de Óscar Trejo y con un misil de Varela que se fue a unos metros del palo.

Lo peor estaba por llegar. El Wolfsburgo aceleró tras el descanso y su ímpetu contrastó con el bajó físico de los isleños. Así, a los cinco minutos Misimovic ya había equilibrado la noche con un buen remate. Sin apenas tiempo para aceptar el nuevo escenario del encuentro, Lux midió mal su salida y el gigantón bosnio Dzeko alojó el esférico entre las redes. En pleno vendaval alemán, volvió a reaparecer Misimovic para firmar el tercero y dejar prácticamente despachado el enfrentamiento.

Los cambios de Manzano refrescaron el juego del Mallorca, pero por entonces la distancia ya era muy amplia. El técnico quiso ver en acción a jugadores que hasta ayer había tenido muy poca relevancia, como Óscar Díaz o Javi Guerra.