El presidente del Real Mallorca, Mateu Alemany.

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Mateu Alemany llegó ayer a Son Moix como cada día, pero siendo propietario del club ha todos los efectos. Fue su primera jornada al frente de la entidad balear ostentando el cargo de máximo accionista, aunque la incógnita sigue siendo la misma; ¿hasta cuándo? El hecho de que se haya oficializado el cambio de poderes entre Grande y Alemany, no impide que la situación por la que atraviesa la entidad a nivel deportivo y económico sea de provisionalidad.

 

El abogado mallorquín ni quiere ni puede mantenerse mucho tiempo en el cargo, de ahí que continúe trabajando para activar la venta de sus acciones y dar una mayor estabilidad al proyecto con la figura de un nuevo propietario que a todas luces sea el que de forma definitiva planifique y se implique en la elaboración de la próxima temporada.

 

En estos momentos el margen de maniobra del presidente es importante, pero Alemany sigue moviéndose con pies de plomo, a la espera de que pueda definirse la venta del club que, a día de hoy, tiene en la figura de Serra Ferrer y Carlos González, a los dos candidatos que pujan por hacerse con el club.

 

Sin embargo, lo que sí ha conseguido el presidente ha sido dar una dosis de oxígeno importante a las arcas del club activando las ventas de Moyà y Arango. Dos opciones que permiten al conjunto bermellón disponer de líquido para desatascar el conflicto con el Athletic Club y que le impide fichar nuevos jugadores y a su vez tener un mayor margen de maniobra para trabajar el día a día de la entidad.

 

De esta forma, la primera jornada de Alemany como propietario es también el primero de la cuenta atrás que se ha marcado el propio abogado para trazar su salida, dejando al club con la organización suficiente para hace la transición lo más tranquila posible. Por su cabeza no pasa otra idea que definir la venta y que ésta pueda darse por cerrada en pocas horas o días, evitando alargar las gestiones más allá incluso de estas próximas dos semanas. Mateu sabe que el tiempo en fútbol es muy importante y cuando antes el club pueda tener ya la figura de una propiedad sólida económicamente y con un proyecto deportivo, todo resultará en beneficio para la entidad.

 

¿Qué ocurrirá en caso contrario? Puestos en el escenario de que los dos movimientos se estanquen, los planes del presidente se verán seriamente trastocados ya que, como él mismo recordó en la rueda de prensa celebrada el pasado martes, «esta propiedad debería ser transitoria». Al menos así lo cree Alemany y salvo cambios radicales así será. En principio las gestiones con el empresario madrileño, Carlos González están lo suficientemente avanzadas como para pensar que pueden darse por concretadas en un corto espacio de tiempo. Quien sigue todavía sin descartar entrar en el Mallorca es el grupo que lidera Llorenç Serra Ferrer que continúa pendiente de dar solidez a su proyecto. Desde que el pasado 26 de mayo salieran a la luz pública las intenciones del grupo que lidera el técnico de sa Pobla, el interés por intentar entrar en el club no ha cesado y en breve se tomará la decisión definitiva. El gran reto organizativo del presidente es vender las que ahora son sus acciones y hacer el traspaso de poderes lo más sereno y tranquilo posible. No se trata de una gestión fácil en la tesitura económica actual y Alemany se ha encontrado las lógicas dificultades para poder canalizar y dar solidez al interés mostrado por los dos grupos que buscan hacerse con el paquete accionarial que obra en propiedad del abogado mallorquín.

 

Durante esta semana el máximo accionista seguirá negociando los pormenores de una venta que este mes hace justo un año que empezó a dinamizarse con Grande y Davidson como protagonistas. Ahora, 12 meses después, todo indica que esta historia toca a su fin.