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Carlos Montes de Oca / Miquel Alzamora

Diez millones de euros en 24 horas. Los traspasos de Miquel Angel Moyà al Valencia (5 millones más 1 según rendimiento) y de Juan Arango al Borussia Mönchengladbach (3'6 que puede llegar hasta 4) han supuesto una bocanada de aire fresco en las maltrechas arcas de la SAD balear. Con estas dos ventas y el ingreso extra por la resolución del caso Jonás, que le reportará a la entidad una cantidad cerca a los 3 millones de euros, el club que preside Mateu Alemany obtiene una liquidez que le permitirá enjugar las pérdidas del actual ejercicio y afrontar compromisos prácticamente inaplazables.

Deportivamente, el Mallorca ha vendido por una cantidad notable de dinero a dos jugadores que no le costaron nada. Uno, Moyà, porque es de la casa. Su traspaso supone el tercer de mayor cuantía por un portero español -tras los de Reina y Diego López- y el segundo mallorquín más caro, después de Albert Riera.

El otro, Juan Arango, porque llegó a la Isla hace cinco veranos como un desconocido procedente del fútbol mexicano en unas condiciones «especiales» y el club balear no pagó traspaso. A cambio, el Mallorca ingresa 8'6 millones de euros fijos que pueden llegar hasta los 10 por dos futbolistas con sustitutos de garantías en la pizarra de Gregorio Manzano. Aouate por un lado y el uruguayo Gonzalo Castro, que cumplió con creces cuando tuvo la oportunidad el curso pasado, por el otro. Un negocio extraordinario en una época de recesión económica y que convierte al club baler en uno de los que mejor ha maniobrado en estos primeros días del mercado veraniego.

El club sigue en venta, pero se acerca el 30 de junio -fecha en la que Mateu Alemany ejecutará su opción de compra sobre las acciones que controlaba la familia Grande- y en el horizonte no se adivina ningún comprador. Más bien todo lo contrario. El presidente se convertirá el próximo martes en el propietario, en el dueño del 93% de las acciones.

En este escenario, el Mallorca ha decidido dar un paso al frente y aferrarse al documento confeccionado por Pere Terrassa, actual consejero de la entidad, al plan B. Es decir, una política de austeridad marcada por la realidad del fútbol español y en el que la cantera volverá a cobrar un protagonismo mayor.

En este escenario y en clave deportiva, es una evidencia que se aproxima una nueva revolución. Al margen de lo que ocurra con los futbolistas cedidos (Scaloni, David Navarro, Cléber Santana y Jurado), el «nuevo» Mallorca tendrá muy poco que ver con su última versión.

El club da por hecho que será prácticamente imposible volver a contar con el cuarteto que ha actuado a préstamo (ver apoyo). Asimismo, a los traspasos de Juan Arango y Miquel Àngel Moyà, esenciales para la viabilidad del proyecto, se puede unir el de Aritz Aduriz.

Precisamente, una cantidad notable de esos ingresos irán directamente a las arcas del Athletic Club. El conjunto vasco denunció al Mallorca por impago de los dos primeros pagarés. El primero, de 500.000 euros, venció el 19 de diciembre y el segundo (1.250.000 euros).

El próximo día 15 de julio vence el tercero (1.250.000 euros) por lo que la SAD balear deberá abonar una cantidad importante para levantar el bloqueo que le permita a la SAD tramitar nuevas licencias e inscribir a futbolistas de cara a la próxima temporada.

Al margen de esa deuda, cabe resaltar que el delantero guipuzcoano es un lujo inasumible para el Mallorca, que ha puesto al futbolista en el mercado. El Panathinaikos griego se interesó por sus servicios la semana pasada, aunque no profundizó en la oferta. Pero en la Premier League, Aduriz tiene mercado y puede ser una de las opciones para el ex jugador del Athletic, el segundo fichaje más caro en la historia de la entidad, después de Samuel Etoo, y que firmó 11 goles la pasada campaña. La nueva era ya ha comenzado.