Mateu Alemany, en una imagen captada durante una reciente entrevista concedida a este diario; el presidente se convertirá el próximo día 30 en el nuevo propietario del Mallorca.

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A.Orfila/T.Jaume

Van cayendo las hojas del calendario y la fecha límite para la venta del Real Mallorca (30-J) se acerca sin que se intuya un comprador en el horizonte. El consejo de administración de la SAD balear tiene asumido que no habrá cambios en la propiedad. Mateu Alemany se verá obligado a abonar los 1'5 millones para quedarse con las acciones de Binipuntiró S.L. Salvo un giro inesperado de última hora y el presidente, que no ha solicitado financiación a sus colaboradores, tendrá que activar el Plan B. Una hoja de ruta trazada sobre la austeridad. Los consejeros se manejan entre la sorpresa y la resignación al ver como nadie ha ido más allá de llamar a la puerta, pero echan mano de la ilusión por culpa de la confianza que han depositado en la gestión de Mateu Alemany, que acumula multitud de elogios entre sus colaboradores.

Los responsables de la SAD balear tienen claro que el presidente mallorquinista cuenta con el bagaje y la coherencia para liderar el proyecto. Todos abogan por la unidad y parten con la premisa de «arrimar el hombro», tal como señala Francisca March. «Mateu (Alemany) es una garantía de éxito», manifiesta Toni Tugores, mientras que Joan Buades razona que «si vienen malos momentos quiero a este presidente y este equipo para superarlos».

Àlvaro Delgado señala que es el momento de «hacer piña» y respaldar a Mateu Alemany, cuya continuidad es «lo único positivo que tiene no haber dado con un comprador», según manifiesta José Miguel García. El empresario mallorquín aprecia que el empresariado isleño siempre se ha mostrado reticente a la hora de embarcarse en proyectos como la propiedad del Real Mallorca, por lo que aguarda la posible vía de encontrar nuevos apoyos en las instituciones.

La situación económica global es uno de los principales argumentos esgrimidos por los miembros del consejo. «Los empresarios se preocupan ahora de solucionar sus propios problemas», señala Miquel Vaquer, mientras que otros como Joan Buades se resignan ante el nulo interés que ha despertado el Real Mallorca entre potenciales compradores. «Para saber cuanto cuesta algo hay que ponerlo en el mercado y hemos constatado que el Mallorca no ha interesado», apunta el abogado, que también reflexiona que «los empresarios mallorquines siempre han sido individualistas y la compra del club quizás es excesiva para una sola persona, porque el modelo ideal es el que ya tuvimos con un grupo al frente de las operaciones».

Todavía alberga ciertas esperanzas de dar con una nueva propiedad Pere Terrassa. El director gerente del canal autonómico, que fue el encargado de diseñar el plan de viabilidad llegado este punto, cree que es el momento de realizar un «trabajo secuencial», es decir, aplicar el plan B que ya se había previsto y mantener abiertas las posibilidades de dar con un comprador.

El proyecto basado en el plan de viabilidad será lógicamente austero, pero los miembros del consejo aprecian que es razón de más para poner más ilusión en él. «No dejaremos que el barco se hunda», manifiesta Francisca March. Miquel Vaquer también lo tiene claro: «Lo primero es la viabilidad del club y mentalizar a la gente de lo que realmente hay y cuál es el objetivo real, que no es otro que la salvación», dice Miquel Vaquer.

Mateu Alemany se encuentra en plena contrarreloj poniendo en riesgo su patrimonio personal para hacer efectiva la opción de compra cifrada en 1'5 millones de euros, ya que ha declinado la posibilidad de pedir apoyo financiero a sus colaboradores, a los que el anterior propietario, Vicenç Grande, todavía les adeuda parte del dinero de sus acciones.