El presidente del Mallorca, Mateu Alemany, durante una rueda de prensa en el ONO Estadi.

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Albert Orfila / Carlos Montes de Oca

Mateu Alemany se encuentra en un laberinto. En un callejón sin salida. El presidente del Mallorca, que regresó a la entidad con el único objetivo de liderar la etapa de transición hasta que traspasara las acciones de la SAD balear a otro comprador, no ha logrado encontrar a su sucesor y comienza a asumir que deberá continuar al mando del club.

El presidente confiaba en tener un comprador antes del próximo martes día 30, fecha en la que vence la opción de compra sobre las opciones que controlaba la familia Grande. Pero a falta de una semana para adquirir las acciones en poder de Binipuntiró por 1'5 millones de euros y firme el traspaso de la mayoría del capital social del club, Alemany divisa un horizonte diferente al que había trazado el pasado 15 de enero. Si no se produce un giro inesperado en los últimos días, el presidente pondrá en riesgo su patrimonio personal para abonar esa cantidad.

En sus círculos íntimos, Alemany no puede ocultar la sorpresa y el malestar que le ha causado la falta de respuesta, de interés por comprar el club, sobre todo de los empresarios mallorquines, después de la extraordinaria segunda vuelta realizada por el primer equipo. El 30-J, las circunstancias convertirán al abogado andritxol en el nuevo propietario de la entidad por un tiempo indeterminado y el Mallorca aplicará el plan B.

«Mi misión es encontrar un comprador serio e irme. Hay que reorganizar la entidad como ya se hizo en el verano de 2003, pero no tengo voluntad de permanecer». Mateu Alemany se presentó el pasado 15 de enero con las ideas claras y el objetivo de realizar «una venta responsable». Su llegada provocó un efecto inmediato en el equipo, que comenzó a remontar el vuelo hasta firmar una permanencia plácida. El camino parecía allanado para la incursión de nuevos inversores que inyectaran aire fresco a una entidad necesitada. Pero, de momento, las negociaciones con los grupos interesados no han desembocado en nada.

Desde que el Mallorca selló su permanencia matemática, a finales del pasado mes de abril, Mateu Alemany ha enfocado todos sus esfuerzos en la búsqueda de un comprador. Pero las negociaciones mantenidas entre el presidente del Mallorcas y los grupos inversores interesados en adquirir las acciones no han desembocado en nada. El grupo de empresarios representado por Llorenç Serra Ferrer, tras varias semanas escrutando los números, parece haberse retirado de la puja. Tampoco las conversaciones con un grupo inversor nacional han dado sus frutos y, a falta de apenas una semana para que Alemany ejecute la opción de compra, no se divisa ningún comprador potencial en el horizonte. No obstante, la venta del club se puede producir en cualquier momento, incluso después del próximo martes.

Es más que probable que el Mallorca recurra al plan de emergencia diseñado por el antiguo director general de gestión del club y actual consejero, Pere Terrassa, un documento que estima prioritaria la continuidad de Mateu Alemany y que, en grandes rasgos, se basa en racionalizar y contener el gasto y en reconvertir la deuda a medio y largo plazo. El presupuesto se reducirá drásticamente y el gran objetivo pasa por adaptar a la entidad a los nuevos tiempos de recesión económica. En la nueva filosofía, la cantera asumirá un papel primordial en el futuro de la entidad. La gran meta de los próximos años será la de cerrar el ejercicio con déficit cero.