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Efe/T.J. Wimbledon está hoy pendiente de la decisión de Rafael Nadal sobre su participación en el torneo después de que su derrota en el torneo de exhibición de Hurlingham añadiera muchas incógnitas al concurso del vigente campeón. El mallorquín cayó ante Lleyton Hewitt (6-3 y 6-4), pero el resultado fue lo de menos. Las dificultades del número uno del mundo para evadirse de sus molestias se hicieron evidentes y otro partido de exhibición ante Stanislas Wawrinka determinará hoy sus opciones de estar en el sorteo. Tras medirse al suizo, Rafael Nadal ofrecerá una rueda de prensa para dar a conocer sus impresiones.

El número uno del mundo se había ejercitado a baja intensidad desde que el martes llegó a Londres alternando su trabajo en la pista con el proceso de recuperación al que se está sometiendo. El partido de exhibición ante Lleyton Hewitt debía calibrar las posibilidades del mallorquín de competir en Wimbledon. «Me encanta jugar en Hurligham. La prueba de hoy -por ayer- fue real, lo más real posible», dijo Nadal en su página web oficial. «Mañana -por hoy- volveré a jugar otro partido y será entonces cuando tome una decisión sobre mi participación en Wimbledon».

Más pesimista parecían las impresiones de Toni Nadal, que a la conclusión del partido ante Hewitt explicó que «Rafael (Nadal) está teniendo dificultades para doblar sus rodillas y los diversos tratamientos que ha recibido no son suficientes». El entrenador también puso en duda si podrá comenzar a defender su título en el All England Club: «No lo sé. Tenemos que esperar hasta mañana -por hoy-», dijo.

Y eso que el partido había empezado con presagios positivos después de que en el primer juego que estuvo al servicio voleó y soportó un largo intercambio de lado a lado de la pista sin aparente dificultad. Sin embargo, las cosas fueron cambiando. Toni Nadal exigió a su pupilo en el segundo set. «Inclínate hacia la pelota», le insistió el entrenador, que quería que aumentara la flexión de sus rodillas. «No puedo», murmulló el número uno del mundo. Avanzaba el partido y el rostro del manacorí ofrecía más síntomas de preocupación al comprobar como sus articulaciones acusaban el test al que estaban siendo sometidas.

El duelo ante el australiano se prolongó durante una hora y veinte minutos y a la conclusión los síntomas de cansancio en el mallorquín eran evidentes. No en vano no competía desde su eliminación en los octavos de final de Roland Garros y no había podido acumular las sensaciones positivas que esperaba encontrar en su primera prueba seria para tratar de defender su corona.