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Roberto Morales |BLOEMFONTEIN
España accedió a semifinales de la Copa Confederaciones gracias a un testarazo de David Villa, que derrumbó el muro de una defensiva Irak, y dejó a la 'roja' a las puertas de convertirse en la mejor de la historia, a un solo encuentro de igualar la racha invicta de Brasil.

Un sabio del fútbol vivía su gran día. Bora Milutinovic comparó la actual España, la de los récords, con aquella Brasil de la década de los 70. Por fútbol, toque y resultados. Ante la 'maquina roja' no le quedaba otra alternativa que replegar a su equipo. Crear un ejército defensivo para anular las armas de su rival.

Consiguió que España perdiese su identidad por momentos. Se alejase del alto ritmo de juego que devora rivales. Que con diez hombres por detrás de la pelota, los espacios se empequeñeciesen hasta la mínima expresión y sólo chutase a puerta en dos ocasiones en el primer acto. Cazorla blando desde la frontal y un cabezazo de Capdevila que costó detener a Kassid.

La defensa de cinco de Irak provocó cambios. Pensaba Del Bosque que abriendo el campo con Cazorla y Juan Mata, los extremos nutrirían de balones a Fernando Torres y David Villa. Se olvidó el seleccionador del estado de gracia de Cesc. Y el gran perjudicado fue Xavi. Le faltó un socio en corto.

El ritmo bajo lo marcó Irak. España no supo romperlo. Sólo el ímpetu de Ramos decantó el campo hacia la derecha. La izquierda, sin Riera, no existía. No hay mejor forma para cambiar la dinámica de partidos en los que el rival renuncia al balón, que tocar con velocidad y los largos desplazamientos. Xabi Alonso debía ejecutarlos. Su bota es un guante, pero no había frescura en las alas para romper el orden del rival.

Irak estaba cómoda en su papel. Milutinovic renunció al ataque sacrificando a su estrella, Jassim Mahmoud, junto a su pareja Imad Mohammed. El contraataque como apuesta para el milagro. Lentitud en sus posesiones. Balones para Akram para matar el partido y la pelea de Alaa Abdul.

El nuevo papel de grande del fútbol mundial de España le pone en el camino este tipo de partidos. Es una consecuencia del éxito. Ramos supo romper en dos trazos la disciplina táctica de Irak. Buscó siempre a Villa y lo encontró con un medido centro cruzado que el 'Guaje' pateó al lateral de la red.

Su momento estaba por llegar. Sólo el gol puede alegrar los días difíciles que está viviendo Villa. Deseoso de recibir la llamada que confirme su traspaso al Madrid. Lo encontró en el momento que más lo necesitaba la 'roja'. A los diez minutos de la segunda parte. Cazorla dejó la banda para hacer daño entre líneas, en la banda izquierda hubo superioridad de Mata y Capdevila, y el primer centro medido del lateral lo convirtió Villa en su tercera asistencia del campeonato, con un testarazo ajustado al palo. Remató libre de marca, en el único despiste de los tres centrales, para convertirse en el segundo máximo artillero de la historia de España (30 goles en 46 partidos), para sentenciar un partido rocoso.

Irak no tenía calidad para reaccionar. España no pierde su estilo ni en los peores momentos. Realizó un ejercicio de paciencia hasta encontrar el premio y aumentó la velocidad en el segundo acto para hacer intervenir en continuas ocasiones a Kassid. Respondió a la perfección ante la potencia de Xabi Alonso con sus lanzamientos lejanos. También lo hizo en el mano a mano ante Mata y vio cómo Torres chutaba alto tras una muestra de su velocidad.

Lo intentó con poca fe el combinado de Irak, basado en la calidad de Akram. Iker Casillas no tuvo que realizar ninguna parada. Y no hubo más premios.Cayó la noche sobre Sudáfrica con España sellando su pase a semifinales a falta de un partido para el final de la fase de grupos, el que le enfrentará a Sudáfrica.