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El Mallorca tiene un plan de emergencia. Un centenar de folios recopilan el libro de ruta al que deberá agarrarse el club si fracasa el proceso de venta en el que se encuentra inmerso prácticamente desde que el Grup Drac instara el mayor concurso de acreedores de la historia de esta comunidad. El documento lleva la firma de Pere Terrassa y es un encargo personal de Mateu Alemany. ¿Se aplicará algún día? Quizás.

El 30 de junio, el abogado nacido en Andratx debe ejecutar la opción de compra sobre las acciones que controlaba la familia Grande y que representa más del noventa por ciento de la sociedad. Alemany mantiene abiertas negociaciones con varios inversores interesados en adquirir el Mallorca, entre ellos, el grupo de empresarios que representa Llorenç Serra Ferrer. Pero todo está en el aire. El técnico de sa Pobla debe mover pieza en los próximos días "es probable que la próxima semana formalice una oferta", pero también podría retirarse de la puja...

Si Alemany no encuentra comprador antes de que muera junio, el plan de viabilidad elaborado por Terrassa, uno de sus grandes escuderos, marcará todos los pasos del club. Está vertebrado sobre cinco grandes ejes, aunque su gran objetivo pasa por adaptar la gestión del Mallorca a los nuevos tiempos.

El Mallorca intentará compatibilizar su nueva forma de vida con la venta del club. De hecho, su plan de viabilidad es secuencial y en su introducción se detalla que la duración del tránsito entre Mateu Alemany y la llegada del comprador finalista es imprevisible. El documento remarca también el concepto de «venta responsable» e incide en la necesidad de recuperar credibilidad institucional y, por extensión, transmitir confianza a los agentes financieros. Y la figura de Alemany juega un papel determinante en este asunto. Su acuerdo con la Agencia Tributaria para aplazar la deuda del club y su reciente gestión con la plantilla, a la que ha propuesto liquidar las fichas en diez plazos son dos grandes ejemplos.

La deuda neta del Mallorca oscila entre los 40 y 45 millones de euros netos, aunque son los compromisos a corto plazo los que asfixian al club. El Mallorca está prácticamente obligado a negociar con sus acreedores e intentar conseguir margen, es decir, renegociar la deuda y reconvertirla a medio y largo plazo. En este segundo punto del plan de viabilidad también se remarca la necesidad de movilizar contratos para obtener liquidez y activar la venta de activos siempre y cuando el mercado sea receptivo.

Este último aspecto tiene una aplicación práctica en los casos de Juan Arango y Miquel Àngel Moyà, dos de los futbolistas más interesantes del actual plantel. En el caso del venezolano, que acaba contrato en junio de 2010, su traspaso es una evidencia, entre otras cosas, porque el Mallorca no puede plantarse ampliar su contrato. Eso si, Arango no se marchará a cualquier precio.

En el documento redacto por Pere Terrassa se subraya también que el club deberá realizar esfuerzos importantes para convivir con la tensión financiera. El fúbol profesional no es ajeno a la recesión económica, pero es viable adquirir liquidez en plena crisis global si la institución transmite credibilidad y ofrece garantías. El contrato con Mediapro es uno de los grandes avales del Mallorca.

Sin una propiedad con músculo financiero, el Mallorca está obligado a racionalizar y contener gastos. El plan de viabilidad detalla que el presupuesto de gastos para la temporada 2009/10 no puede superar los 34 millones de euros. Las nuevas coordenadas están claras y en la optmización de recursos la cantera debe asumir un papel primordial. La entidad lleva un buen puñado de temporadas gastando muchos millones en sus categorías inferiores y en las instalaciones de Son Bibiloni. En el plan de viabilidad se aboga por mantener esta apuesta, aunque también por buscar una productividad a esta inversión. La gran meta, cerrar el ejercicio con déficit cero.

Por encima de los números y los gráficos que acompañan al plan de viabilidad está su filosofía. Con media Liga al borde de la quiebra, el documento recalca la necesidad de adaptarse a los nuevos tiempos ante la extinción de la clase media. El fútbol profesional debe asumir un giro de muchos grados y sólo los clubes que adapten su gestión a los nuevos tiempos tienen garantizado su futuro. En este escenario, los «grandes» están predestinados a incrementar notablemente su distancia con el resto de equipos. Y el Mallorca debe preparse para ello.

Nadie es capaz de adivinar la forma final que adquirirá la competición española, pero si es evidente que los clubes han perdido poder adquisitivo y que Barcelona y Real Madrid son otro mundo y que se manejan en otros márgenes. La anticipación en un síntoma de inteligencia. El Mallorca está obligado a racionalizar y contener los gastos, pero también a desarrollar una gestión eficaz para dar un salto de calidad.