Gregorio Manzano, Mateu Alemany y Nando Pons, en las instalaciones de la ciudad deportiva. Foto: MONSERRAT

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Albert Orfila / Carlos Román En un movimiento inédito hasta el momento en la historia reciente del club balear que obedece a su delicadísima situación económica, la entidad le ofrece a los futbolistas la posibilidad de liquidar el importe de sus fichas mediante una serie de pagarés mensuales, el último de los cuales vencería en junio de 2010. Hasta el momento, la mayoría de ellos se han mostrado receptivos a esta posibilidad y están dispuestos a aceptarla, ya que son plenamente conscientes de los problemas que padece la SAD. En cualquier caso, el Mallorca se arriesga a ser denunciado ante la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) por alguno de los integrantes del vestuario, tal y como ha ocurrido en los últimos años.

El Mallorca le comunicó la decisión a la plantilla a principios de semana y desde entonces la mayoría de jugadores han ido desfilando por los despachos del ONO Estadi para interesarse por la situación y conocer más detalles. Martí, Moyà, Nunes o Webó, por ejemplo, lo hicieron después del último entrenamiento del jueves. En principio, ninguno de ellos ha planteado demasiados problemas a la salida y salvo que los encuentren después a la hora de negociar con sus respectivos bancos, es probable que ninguno se oponga a la medida adoptada por Mateu Alemany y su equipo de gestores. Los futbolistas, que han sufrido en primera persona el caos institucional derivado de los problemas económicos del anterior propietario, parecen sensibilizados con las dificultades del club bermellón.

Por cuestiones de tesorería, la liquidación de la fichas a través de pagarés efectivos en los meses posteriores al cierre de la temporada es una práctica habitual en el Mallorca. Sin embargo, los pagos nunca se habían aplazado tanto en el tiempo y solían alargarse, como máximo, hasta septiembre.

Por esa misma razón los de Son Moix ya se han encontrado en los últimos tiempos con alguna que otra sorpresa desagradable, procedente siempre de futbolistas que abandonaban el club. El primero de ellos fue Alejandro Campano, a mediados de julio de 2006. El interior sevillano, que ese mismo verano se incrustaba en las filas del Nàstic de Tarragona, no estaba dispuesto a demorar el cobro hasta septiembre y acudió a la AFE para presentar una denuncia en la reclamaba el pago de 140.000 euros. Su gesto indignó a los dirigentes y el propio Vicenç Grande exteriorizó su enfado con unas duras declaraciones.

El caso de Campano ha tenido continuidad en los años posteriores. Diego Tristán siguió sus pasos en 2007 tras desvincularse de la entidad y en 2008 lo hizo Jonás Gutiérrez, que se agarró a un presunto impago de su ficha para poner fin a su ciclo en la Isla y comprometerse con el Newcastle.

El Mallorca, que circula por una de las etapas más negras de sus 93 años de historia, afronta un mes decisivo para su futuro en el que los problemas económicos podrían cobrarle una enorme factura.