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José A.Moreno|VALLADOLID
Valladolid y Numancia ofrecieron un partido de rivalidad regional que fue una invitación al bostezo, aunque el empate final es más valioso para un equipo local que ya palpa la permanencia a pesar de su aciaga racha sin marcar goles, que ya supera los setecientos minutos.

Ambos tenían hoy urgencias y necesidad de puntuar, mucho más los sorianos que si no ganaban ponían pie y medio en Segunda. A priori, ninguno de los dos equipos se presentaba solvente a la cita, ya que el Numancia sólo había recolectado cuatro puntos lejos de Los Pajaritos y el Valladolid llevaba dos meses sin ganar.

Esa falta de solvencia se puso de manifiesto en los primeros minutos. Nadie quería el balón y ninguno daba cuatro pases seguidos.
Fue la tónica general de un encuentro para olvidar en el que ni uno ni otro hicieron méritos para abrir con solvencia el marcador y llevarse los tres puntos.