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Rubén J. Palomo|EIVISSA
La Peña Deportiva vuelve a ser equipo de Tercera División. Ayer el conjunto de Santa Eulàlia no fue capaz de aferrarse a las mátemáticas y a lo que hiciera el Benidorm, su rival directo, y acabó hincando la rodilla ante el Villareal B, muy superior y que no dio opción a los de Cristobal Parralo. El plantel castellonense puso en evidencia la diferencia abismal que dista entre ambos equipos para endosar un contundente 0-3 que pudo ser mayor.

No era el dia idóneo para apelar a la épica. Como se suele decir en el argot futbolística, no era un partido de su liga. La Peña había gozado en los últimos meses de innumerables oportunidades para engancharse a la esperanza. Los últimos tropiezos en casa habían abierto una brecha con la salvación casi insalvable.

Y ayer, en la última gran final de cara a conseguir la permanencia, fallaron todos. El primero, Cristóbal Parralo. El técnico volvió a dejar fuera de la convocatoria a su mejor delantero, Adrián Ramos. Un nuevo castigo para el joven artillero por su supuesta falta de indisciplina e implicación con el equipo. En punta tuvo su enésima oportunidad David Gallo, negado todo el curso de cara al gol. El entrenador cordobés si alineó en el centro de la zaga a Nacho Villodre, ausente los últimos meses por su lesión de rodilla. El madrileño no tuvo su mejor día y acusó la falta de ritmo, sobre todo en el segundo gol del equipo filial. La última decisión incomprensible del preparador de la Peña fue la de sustituir a su mejor hombre, Jonathan Ondina, que se marchó visiblemente enfadado al vestuario cuando faltaban más de 20 minutos para el final. Fallaron también los jugadores y la Peña Deportiva pierde la categoría.