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Carles Domènec|BARCELONA
Una semana después de ganar su quinto Montecarlo, Rafael Nadal se adjudicó ayer el 57 Trofeo Conde de Godó por quinta vez consecutiva, al vencer en la final a David Ferrer por 6-2 y 7-5 en la pista central de Real Club Tenis Barcelona.

«Ha sido mi mejor partido en tierra este año», contó Nadal. El mallorquín explicó que «el campeonato de Montecarlo es uno de mis favoritos y en Barcelona juego en mi club, en el torneo con más historia de mi país». Nadal afirmó que «quiero seguir en esta buena línea en Roma», que empieza hoy. Después llegará Madrid y Roland Garros.

En la final de Barcelona, Nadal salió a la pista como siempre: dando brincos para calentar como si fuera un púgil mientras Ferrer, más reservado, dirigía la mirada perdida al suelo. El gesto fue una metáfora del set, con Nadal repartiendo y el alicantino encajando golpes.

Los jugadores salieron dispuestos a restar bien y sin un servicio autoritario. Los tres primeros juegos se resolvieron con roturas de servicio. Con 2-1 arriba, el manacorí encarriló la manga. Nadal daba la sensación de divertirse e, incluso, se permitió algunas pruebas. Ferrer conseguía sus mejores puntos cuando los dos jugadores se movían de esquina a esquina, con ataques y contraataques constantes. Entonces Nadal sacó el repertorio de dejadas y, sobre todo, enseñó su mejora del revés suave y cortado, que frenaba el ritmo del rival. El set se cerró con un 6-2 en 43 minutos.

La segunda manga empezó como la primera, con Nadal y Ferrer rompiéndose el saque, aunque el juego era más vivo. «Ferrer ha jugado más agresivo en el segundo set y yo he tenido la suerte de que no se me escapara», recordó el mallorquín, quien empezó a centrifugar al contrario, moviéndolo sin tregua y obligándole a tomar riesgos.

Con empate a tres juegos, se vivió el mejor momento de la final, con el alicantino derrochando energías y con la versión más táctica de Nadal. «El partido era muy físico», mantuvo Ferrer, quien dejó escapar la oportunidad de encarrilar el set al perder su servicio con empate a 5. Nadal conservó el suyo con facilidad y cerró la semana tenística en Barcelona. «Me faltó algo de chispa», aseguró, y añadió que «no ha sido nuestro mejor enfrentamiento pero hemos luchado, lo he intentado y me lo he pasado bien».

Ferrer ponderó que «Nadal juega este año más agresivo», y vaticinó que «puede que gane el Grand Slam (Australia, Roland Garros, Wimbledon y Nueva York en el mismo año) aunque le será difícil». El finalista sólo ha vencido en tierra una vez a Nadal, en el 2004, y dos en pista rápida en el 2007 (US Open y en el Masters de Shangai), en el mejor año del levantino.

Los mismos protagonistas jugaron la última ronda del año pasado, que en esa ocasión se decidió en tres sets. En el año 2005, Nadal ganó en la final a Juan Carlos Ferrero, a Robredo en el 2006 y al argentino Guillermo Cañas en el 2007.

El duelo entre Ferrer y Nadal estuvo presidido por los Duques de Palma y seguido por 8000 espectadores. El campeón sólo ha perdido una vez en el Godó, con Corretja y con 17 años. 24 victorias consecutivas es la historia que sigue. La leyenda continúa.