Gregorio Manzano, en Son Bibiloni.

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El Mallorca se va a encontrar mañana con el enemigo ideal a la hora de extender la alfombra que conduce a la permanencia. O por lo menos, eso es lo que anuncian las estadísticas. El Valladolid, que pondrá a prueba la solidez de los baleares ante su público, sólo ha arañado un triunfo en los dieciséis desplazamientos que ha realizado a Palma como equipo de Primera División y desde eso han pasado casi 22 años.

Aunque el conjunto de Manzano no quiere prestarle demasiada atención a los números, casi todos los precedentes le conceden unos metros de ventaja. Con el paso de los años, el Valladolid se ha transformado en una de sus víctimas favoritas y en esta ocasión, además, puede ayudarle a sellar el visado para mantener su plaza entre la aristrocacia del fútbol español.

En sus cuatro últimas visitas, los pucelanos siempre han dejado Ciutat con las manos vacías. La temporada pasada los de Mendilibar disfrutaron de una gran oportunidad para romper esa espiral negativa, pero gestionaron de forma horrible una ventaja de dos goles que habían recopilado en el primer tiempo y acabó asistiendo a una fiesta en rojinegro (4-2) gracias a los goles de Arango (2), Nunes y Víctor.

Antes de que eso ocurriera o de que los blanquivioletas descendieran al infierno, ya habían hilvanado aquí otros tres fracasos en cadena. El más recordado por el mallorquinismo es el de la última jornada de la temporada 2001-02. El cuadro bermellón, que poco antes se había encomendado a la pizarra de Tomeu Llompart, llegó a la última entrega del campeonato con el agua al cuello y esquivó el descenso en un segundo tiempo agónico e inolvidable.

La única vez que el Valladolid ha cocinado una victoria en terreno balear como representante de la máxima categoría fue en noviembre de 1987. Los castellanos, liderados por Vicente Cantatore, arrasaron al Mallorca de Serra Ferrer sobre la arena del Lluís Sitjar (0-2) y los isleños acabaron descendiendo a final de curso.

El Valladolid, que tiene muy complicado pelear por Europa y que está bien protegido de la amenaza del descenso, quiere dosificar bien sus fuerzas, aunque aterrizará en Son Moix dispuesto a fabrica otra victoria a domicilio. José Luis Mendilibar convocará hoy mismo a sus hombres tras el entrenamiento, pero tiene tocados a Sesma, García Calvo y Vivar Dorado.