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Media docena de sistemas y más de una veintena de alineaciones diferentes. Cuando ya se ha cruzado el ecuador del torneo, con más de 25 partidos oficiales a las espaldas, Gregorio Manzano sigue sin encontrar ni un once ideal ni un sistema adecuado. El entrenador del Real Mallorca está apostando por alternar constantemente el dibujo, por remover las piezas, en lugar de jugársela por un esquema definido, de marcar una idea, independientemente del enemigo.

Estos movimientos constantes de pizarra resultan cuando menos extraños en un entrenador que siempre se había caracterizado por trazar una idea desde el primer capítulo y mantenerla hasta el final. En el presente campeonato, en cambio, es capaz de alterar el sistema cada tres días, en función del rival y de la competición...

El once que plantó el pasado domingo en el Reyno de Navarra es el último ejemplo. Manzano había subrayado en las vísperas que, si podía, calcaría el equipo titular que volteó al Valencia, truncando una racha de doce jornadas consecutivas sin ganar. La baja de Varela, sin embargo, le privó de esa posibilidad. Sin embargo, no optó por cubrir la ausencia del interior sevillano con otro futbolista de banda -caso de Josemi-, sino que utilizó un recambio inesperado. Situó al brasileño Cléber Santana, que no era titular a domicilio en la Liga desde hacía más de dos meses (3-0 en Valladolid), para recargar de más plomo el centro del campo, una zona que pobló con Martí -arrancó como único pivote-, Mario Suárez y los futbolistas con más talento del vestuario (Arango y Jurado) arrinconados en las bandas y a pierna cambiada: el venezolano en la derecha y el gaditano en la izquierda. Arriba, sin apenas compañía, vivió Aritz Aduriz.

Sorprende la permuta táctica teniendo en cuenta que siete días antes, el Mallorca había ofrecido su mejor versión. Con todos los jugadores en su sitio. Con el interior diestro en la banda derecha; con el zurdo en la izquierda y, sobre todo, con Jurado como mediapunta, cerca del área, donde hace daño por su capacidad para desbordar. Y no encerrado en una banda.

De momento, el técnico de Bailén no ha encontrado la tecla a pesar de sus intentos. De remover continuamente las cartas. Arrancó la Liga con un único pivote (Martí), tres centrocampistas ofensivos (Varela, Jurado, Arango), un mediapunta (Trejo) y un delantero (Webó). También apostó por un centro del campo en rombo, con Varela, Mario, Castro y Jurado, y dos puntas con Webó y Aduriz. O el 4-4-2 que alineó ante Deportivo o Málaga, saldados con sendos empates.

Con los números en la mano, el sistema que mejor ha funcionado ha sido con Jurado en la mediapunta, Varela y Arango en las bandas y Aduriz fijando la defensa contraria. Así llegaron los triunfos en Santander, ante el Numancia -Callejón se incrustó en la banda derecha en lugar de Varela-, contra el Espanyol y la pasada semana frente al Valencia.

Sin embargo, cuando Manzano ha apostado por reforzar la zaga o el centro del campo, por añadir más plomo que talento, el Mallorca curiosamente se ha mostrado más débil en tareas defensivas. Sobre todo en el arranque del partido.

Así sucedió por ejemplo ante el Real Madrid el día que el técnico de Bailén decidió reforzar la zaga con cinco defensas y la sala de máquinas con tres pivotes, un sistema que jamás había diseñado Manzano en la Isla y que sólo ensayó un día antes. El desbarajuste fue total: un gol al primer minuto y 0-2 al cuarto de hora.

La historia se repitió el pasado domingo en Pamplona. Otra vez tres pivote y de nuevo un gol encajado en la primera acción del encuentro.
También sorprende que jugadores como Keita, Trejo o Castro, que han cumplido en la Copa del Rey con actuaciones convincentes, no tengan después continuidad en la Liga. El guineano, que es el máximo goleador del equipo en competición oficial junto a Aduriz (5 goles), no ha disputado ni un partido completo en la Liga y sólo en dos ha sido titular. El argentino, por su parte, apareció al principio del curso y nada más. Y el uruguayo, que brilló ante Málaga o Betis en el torneo del K.O. tampoco ha aparecido por la Liga.

El jueves se mide al Barça en el primer asalto de las semifinales de la Copa del Rey. Y el domingo, en otro duelo terminal, recibe al Deportivo en otro capítulo clave para el futuro.