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Miguel Àngel Guillén|MELILLA
El Bàsquet Mallorca curó sus heridas en la cancha de uno de los grandes. El conjunto de Xavi Sastre fue una roca ante un Melilla que fue de menos a más, pero se desesperó en los minutos finales, en los que los triples de Tiedeman y Blanch, y dos tiros libres anotados por Riera, apuntillaron a los de Olmos (87-88). El primer cuarto arrancó con unos mallorquines muy asentados en la cancha. Un primer parcial de 2-8, con Tiedeman inspirado, dejaban claras sus intenciones. El Melilla se empeñó en romper el partido en la pintura y tan solo Torres impuso su potenial. El rodillo balear seguía trabajando y Blair lucía calidad en el parqué dejando el electrónico en 16-24. Waleskowski recortó diferencias, maquillando el tanteador al final del primer periodo (21-26).

Los locales salieron con propósito de enmienda, pero las múltiples faltas propiciaron que Paco Olmos rotase su banquillo, lo que mermó la intensidad de juego local. El Mallorca seguía mandando en el marcador con un Blanch inspirado, que seguía manteniendo a sus compañeros con un buen colchón (24-34). El Melilla seguía desafortunado en el tiro. Un parcial de 7-3 dejaba un 39-40 a falta de tres minutos. Antes del descanso (41-44), volvieron a florecer los errores por parte local.

El choque se reinició con ambos cuadros imprimiendo un ritmo trepidante, que favoreció a un Mallorca que evitó que los de Olmos se acercasen. Tiedeman y Riera cortaban cualquier opción de los locales desde la línea de 6'25. Los baleares tiraron de casta para no doblegarse. Los forcejeos bajo los aros se sucedieron en una y otra canasta y los norteafricanos supieron imponer un buena tónica al término del tercer parcial, con todo todavía por decidir (64-66).

En el último cuarto, los nervios tomaron la pista. El Melilla sacó tajada. Un triple de Romero ponía a los locales por primera vez por delante (70-69, a 8:50), pero el conjunto balear no estaba dispuesto a arrojar la toalla y un nuevo triple de Tiedeman colocaba nuevamente a los mallorquines por delante. Un cúmulo de faltas perjudicó a los locales. El Mallorca jugó muy bien sus bazas con una extraordinaria defensa y un tiro infalible. Un triple al límite de Blanch sentenció a un Melilla que no esperaba un desenlace así (87-88).