Marcus Haislip lanza a canasta por encima de Vladimir Boisa. Fotos: ALFAQUÍ

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Lejos de aquellos pasajes épicos que el Menorca vivió en tiempos pretéritos en Málaga, el equipo de Casas abrazó ayer el esperpento. Con unos porcentajes ridículos, 25 pérdidas de balón, casi toda la nómina de interiores valorando en negativo y Stojic metido en el fango, el ViveMenorca ofreció en el Martín Carpena su rostro más siniestro. Apenas anotó 13 puntos tras el descanso, muchos de ellos cuando Unicaja ya estaba secándose el sudor. Los de Bintaufa echaron el ancla en el fin del segundo cuarto y a partir de entonces se suicidó en ataque. Unicaja, que tampoco hizo nada estridente, tuvo suficiente con un poco de aquí y otro de allá para sacar adelante una cita que se le había complicado por la pujanza de Jeter Pooh, el único capaz de interpretar algo digno en ataque. Pero no fue suficiente (78-53).

De entrada, Marc. Con Bazdaric escaso de munición y el perímetro sembrado de interrogantes, Casas dispuso de inicio al del Masnou, que pronto asumió un papel relevante en el partido. Un triple, un par de rebotes en ataque y el Menorca muy cómodo (4-8). Unicaja sólo encontraba a Gomis, pero a la que el francés perdió vuelo los de Aíto enfermaron. En parte, gracias al monólogo de Jeter, estelar. Tres triples, dos robos y un manual de dirección (10-14). Con los plomos fundidos en ataque, Unicaja tiró de defensa. La presión a toda pista y la irrupción de Cabezas acicaló a los malagueños, que reaccionaron de forma voraz (23-18). Fue hasta que Casas plegó a la defensa en una zona, que le dio mucho rédito.

Entre el cierre del primer período y la apertura del segundo, el ViveMenorca redactó un parcial de 0-9 que le devolvió la sonrisa, justo en el momento en el que Unicaja se estrellaba desde el triple. Con Guzmán en la sala de máquinas y Bazdaric en danza, el grupo de Casas agitó el partido (25-30). Pero Aíto minó la zona de centímetros y desde Haislip crecieron de nuevo los andaluces, que en un guiño dieron un estirón hasta el descanso (44-40).

El Menorca había llegado con la lengua fuera al tercer cuarto, y en ese parcial se desplomó. El equipo de Casas padeció la pila de errores de Stojic y Haislip hizo el resto (52-42). El juego interior seguía desactivado -entre Eley, Jesús Fernández, Boisa y Otegui sumaron 13 puntos- y Jeter iba perdiendo oxígeno. Los isleños apenas fueron capaces de anotar 6 puntos y el Unicaja se metió el encuentro en el zurrón (58-46, tercer cuarto).

Los de Ricard Casas alargaron su secuencia de malas decisiones en ataque hasta el último período. Con 8 puntos en 18 minutos el Menorca rozó el ridículo, mientras Unicaja vivía una mañana plácida. Los isleños decidieron pasar página mientras el partido se estaba jugando y la zurra empezó a ser considerable (63-46). Hasta el final, todo fue una broma de mal gusto.