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Roberto Morales|ALBACETE
La selección española prolongó su estado de gracia goleando con una aplastante superioridad a Armenia (4-0), plasmando su estilo de juego con toque y velocidad, al ritmo de Andrés Iniesta, culminado con la pegada letal de David Villa, para sumar su segundo triunfo en el camino al Mundial 2010.

El regreso a casa de Iniesta acabó en exhibición del chico de Fuentealbilla. Aclamado en el Carlos Belmonte desde que pisó el césped, dirigió el vistoso fútbol de la roja, que goleó y divirtió a una afición entregada. Vicente Del Bosque cuenta sus partidos por victorias. Tres de tres y extensión de la imagen de la Eurocopa. Esta vez jugó al despiste con el once y el esquema. Finalmente apostó por dos delanteros y Güiza fue titular. Ni el jerezano lo esperaba.

Las fichas movidas sobre el tablero de Del Bosque cambió al costado izquierdo a Iniesta, donde siempre 'gambeteó' y ganó profundidad en la derecha con la entrada de Cazorla. Cesc debía esperar en el banco. Poco alentador el gesto ante la ausencia de Fernando Torres, pero la jerarquía que asoma con el nuevo seleccionador, hacen intocables a Senna y Xavi. La noche mágica de Iniesta se desató con un pase entre líneas a Capdevila que 'fusiló' a Berezovski. Con ventaja en el marcador, el torbellino rojo dejaba remates de Villa y Ramos.

El 'guaje' Villa es dinamita pura. Nunca falla con España. Crea goles en momentos claves, para desatascar partidos, y con el viento a favor no baja nunca la guardia. Una nueva jugada de Iniesta le dejó un balón muerto. En décimas de segundo lo había ajustado al palo izquierdo para igualar a Zarra con 20 goles en 38 partidos.

Los deberes estaban acabados a los quince minutos. Era la hora de disfrutar. Con la calidad que había sobre el campo el espectáculo estaba asegurado. Con Villa rematando todo, España deleitó media hora, antes de caer en la inevitable relajación. Fue cuando apareció Iker Casillas con dos paradas a disparos de Voskanyan.