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Fernando Fernández|PEKIN
Maurizio Coconi parece querer agotar su ciclo en la RFEN haciendo lo propio con la paciencia de algunos de sus nadadores. La decisión, tomada de manera unilateral por el Director Técnico, de anular la inscripción de Marco Rivera en los 400 metros libres debido a las intenciones del nadador mallorquín de participar en la ceremonia inaugural, horas antes de las series clasificatorias de la distancia, no le ha sentado nada bien al pelirrojo deportista del Santa Olaya, quien confesó que pidió a Coconi «un permiso para poder estudiar la situación con mi entrenador. Tomamos la decisión de nadar y no ir a la ceremonia, pero cuando se lo comuniqué al Director Técnico, me dijo que ya me había borrado de la lista. Nunca antepondría la inauguración a una competición», dijo Rivera, quien mantuvo un intercambio de opiniones con el responsable del equipo español de natación en un tono bastante elevado. La decisión de Coconi afectó a Rivera y Àngela San Juan, «pero no a otros que fueron al desfile y hoy (por ayer) tenían que nadar», expuso en referencia a nombres como los de Borja Iradier o Melquíades Àlvarez.

Rivera lamentó no poder tirarse ayer a la piscina del Cubo de Agua «porque creí que me vendría bien para coger el tacto y el ritmo de competición», pero ya centra sus mirada en los 1500 libres, prueba que ha preparado a conciencia y en la que tiene como reto a medio plazo el convertirse en uno de los pocos nadadores que ha sido capaz de bajar de los quince minutos en la mencionada distancia. Pese a todo, Marco deja claro que «se hace difícil trabajar en estas condiciones», aunque se propone como meta hacerse un hueco en la final de la modalidad que centra sus miradas en la que es su segunda participación olímpica (nadó los 400 libres en Atenas 2004).

Rivera pasa página, pero muestra su malestar por la determinación llevada hasta las últimas consecuencias por Coconi a espaldas suyas y de motu propio, sin esperar la respuesta definitiva del deportista, que optó por variar a última hora sus planes para priorizar la parcela deportiva. Tras Pekín, el balear ya piensa en Londres 2012, y no descarta la posibilidad de regresar a Mallorca para encarar los últimos años de su carrera. «Me haría ilusión, porque allí empecé y allí tengo a mi familia y a muchos amigos, pero tienen que darse una serie de condicionantes», explica el mejor mediofondista español del momento, que en sus planes contempla la posibilidad de cambiar de deporte. «Si en natación veo que no hay salidas y no se producen una serie de circunstancias, me pasaré al triatlón. Lo practico como complemento a la natación y es un deporte en el que puedes mantenerte más años a un buen nivel. La mejor muestra es Ana Burgos (olímpica con 40 años)».

Sobre las opciones de la natación española en los Juegos de Pekín, Rivera deja claro que «está complicado llegar a un primer nivel», en referencia a las expectativas levantadas en los últimos meses tras los resultados del reciente Europeo de Eindhoven. «Las medallas de allí, aquí te valen meterte en una final. La única a la que veo realmente con opciones de conseguir un buen resultado es a Érika Villaécija. Mireia Belmonte y Nina Zhivanevskaia lo tienen complicado. El nivel mundial crece, no es lo mismo competir en Europa que aquí o en un Mundial, ya que no cuentas con potencias como Estados Unidos o Australia», advirtió Rivera, quien destacó al igual que días atrás lo hicieron las también mallorquinas, las cualidades de la piscina olímpica de Pekín. «Es rápida y posee condiciones para que aquí se consigan buenas marcas», y en referencia a la participación récord de Balears en unos Juegos, mostró su satisfacción «porque es el reflejo de un buen trabajo a nivel de promoción y tecnificación que ha dado sus frutos. No es fácil participar y conseguir la mínima para unos Juegos». De cara al futuro, anticipa que «Melanie (Costa) tiene una gran calidad y todavía no ha explotado. Creo que potencial le sobra, pero todavía está en una edad en la que tiene que trabajar muchos aspectos que, mejorados, le llevarán a ser una referencia».

Tras el varapalo del 400, ahora Marco Rivera sólo piensa en el día 15, cuando a punto de dar las siete de la tarde en Pekín (18:57) arranquen las clasificatorias de un 1500 en el que espera demostrar quién es el dominador absoluto del mediofondo español y agotar los argumentos de la dirección técnica de la RFEN.