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Fernando Fernández El destino ha recompensado el incansable trabajo de una Marga Fullana que vuelve a ser la mejor del planeta. La ciclista de Sant Llorenç ofreció su mejor versión y recuperó las sensaciones que le llevaron a ser la referencia del mountain bike universal en el cambio de siglo para demostrar que, a sus 36 años, todavía tiene muchas cosas que decir. Y más a justamente dos meses de afrontar el gran desafío de 2008: los Juegos Olímpicos de Pekín. El título mundial conseguido en Val di Sole (Italia) afianza sus esperanzas de medalla y recompensa incontables horas de esfuerzo que se han plasmado en una temporada en curso en la que se ha consolidado como una de las mejores del ránking UCI.

Lanzada tras firmar un primer y un segundo puestos en las mangas de la Copa del Mundo de Vallnord (Andorra) y Fort William, Fullana era una de las rivales a batir por las Kalentieva, Spitz, Premont, Dahle y compañía. La mallorquina era la única baza visible en la prueba femenina de Cross Country, en la que su mejor resultado en los últimos años fue un quinto puesto en Rotorua (Nueva Zelanda, 2006). Y Fullana no falló. Ocho años después de enfundarse un maillot arco iris (Sierra Nevada 2000), la llorencina salía con las ideas claras en un país, Italia, que hace dos años le vio ganar su primer Europeo. Y este Mundial llegaba con una motivación añadida. Si en 2007 la UCI le impedía tomar la salida en Fort William por un «no apto» por hematocrito alto que la medallista olímpica se cansó de justificar, y una lesión (fisura en la cabeza del radio) le dejó sin poder defender su corona continental en Anatolia (Turquía), la cita del Val di Sole se convertía en una oportunidad para reivindicarse.

Arranque
Desde el inicio, Fullana y la alemana Sabine Spitz se mostraron como las más fuertes del pelotón y enseguida abrieron hueco, siendo la rusa Irina Kalentieva la única capaz de soportar su frenético ritmo. Esta última sabía que la de Marga era la rueda a seguir, y aunque iba haciendo la goma, lograba recuperar la estela de Spitz y Fullana, que habían realizado demasiado pronto la selección natural de la carrera. La canadiense Premont y una Gunn Rita Dahle desconocida no encontraban una cadencia a la altura de las dominadoras, mientras las chinas Liu y Wang se hundían giro a giro.

Pero fue a dos vueltas del final cuando Marga asestó el golpe definitivo. Sabedora de su poderío y viendo que la táctica de carrera le acompañaba, la por entonces tetracampeona mundial atacó en el repecho y dejó atascadas a Spitz y Kalentieva, sin capacidad de respuesta ante la fortaleza de piernas de la mallorquina, que completó un espectacular giro (19:11), rebajando en un minuto y medio su mejor tiempo de vuelta en los tres anteriores pasos por meta.

Lejos de dedicarse a mantener la renta, Fullana se creció con el paso de los kilómetros ante la falta de respuesta de sus perseguidoras. La ciclista descargó toda su rabia, sabedora de que estaba ante una oportunidad única, y fue aumentando las diferencias de manera alarmante para sus perseguidoras, resignadas a tener que repartirse las otras dos medallas en juego. Fullana concluyó los 29'1 kilómetros de carrera firmando un crono de 1:39:01 (a 17'6 km/h), sacando 1:43 a Sabine Spitz y 2:20 a Irina Kalentieva, que escoltaron a la balear en el podio. Marie Helene Premont, cuarta a 2:51, y Gunn Rita Dahle, séptima a 5:16, fueron las grandes decepciones.

Así, Fullana volvía a colgarse un oro en el Mundial ocho años después, después de ganar la prueba individual y el Teal Relay en Are 1999 y Sierra Nevada 2000 y se vestía por quinta vez de arco iris, anticipando sus intenciones de cara a Pekín, donde su cotización de cara a las preseas se dispara de forma extraordinaria.