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Fernando Fernández La natación balear pierde a uno de sus grandes activos a lo largo de la última década. Roser Vives Moyà (Palma, 1984) ha decidido poner fin a su dilatada etapa en el deporte de alta competición, motivada por los problemas físicos que ha arrastrado a lo largo de las últimas temporadas y la falta de apoyos para seguir entrenando. La nadadora ha comunicado su decisión al Club Natación Palma, al que pertenece desde los siete años (empezó a nadar con tres) y la pasada Copa de España de Clubes de División de Honor marcó la despedida de la olímpica en Atenas (séptima en las clasificatorias de 200 mariposa) y finalista en el Mundial de Barcelona 2003 (octava, 2:12.89). Numerosos títulos nacionales en todas las categorías (incluida la universitaria), récords estatales y de Balears, alguno de ellos todavía en vigor y logros como el título europeo júnior de 400 estilos adornan el palmarés de Roser, que ha optado por cambiar radicalmente de vida y centrarse en sus estudios (espera finalizar el próximo curso Magisterio de Educación Física y Educación Especial) en vistas a marcarse nuevos retos en un futuro que no estará del todo alejado de la natación. «Si me tiro a la piscina, ahora será para disfrutar», recalca Vives, quien confiesa que hace «casi dos meses que no nado. En la Liga de Clubes ya tenía anemia, no podía aguantar. Ni tan solo calentaba, pero ahora estoy mejor. En 2004 y 2005 padecí de sobreentrenamiento, hace poco tuve complicaciones y estuve hospitalizada con gastroenteritis que derivó en anemia. Sino era sinusitis, un corte que me hice... Hace tres años que no disfruto compitiendo y creo que hay otras cosas que me gusta hacer y vivir. Estaba más tiempo recuperándome que entrenando y ahora ya no dispongo de ese margen, y mucho menos para las competiciones más próximas o para conseguir una mínima para los Juegos de Pekín», explicaba Vives, quien en el reciente Campeonato de España disputado en Son Hugo ya pudo sentar las bases de un adiós que deja huérfana a la natación balear de un joven talento que se ganó una plaza en el CAR de Sant Cugat y dentro del equipo español absoluto, con el que ha vivido «experiencias inolvidables, como Mundiales o unos Juegos Olímpicos. Es de lo mejor que me llevo».