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El Bàsquet Inca atraviesa por una crisis económica sin precedentes. El club de Es Raiguer, que hace pocas semanas certificó su continuidad en la Liga LEB, está prácticamente en quiebra y debe satisfacer una deuda que alcanza los 350.000 euros de forma casi inmediata. Huérfano de patrocinador principal, la directiva ha llamado otra vez a la puerta del Ajuntament. Y Pere Rotger les ha lanzado de nuevo el salvavidas. En la próxima sesión plenaria "prevista para el viernes" debe aprobarse una ayuda de 200.000 euros para la entidad que preside Joan Llompart.

Esta nueva inyección económica ya ha pasado el filtro de la comisión informativa d'Hisenda y llegará a las arcas del Bàsquet Inca a través de un crédito bancario que será avalado por el propio consistorio y que vencería en 2010. El Ajuntament también se hará cargo de los costes e intereses del préstamo, si bien los gestores del Inca se han comprometido verbalmente a trabajar para encontrar ayuda procente del sector privado y retornar estos 200.000 euros antes de dos años.

Con un déficit acumulado que alcanza los 600.000 euros (100 millones de las antiguas pesetas), el Bàsquet Inca se ha metido en arenas movedizas. Meses atrás, convirtió en líquido la subvención que le había asignado el área de deportes del propio Ajuntament para las cuatro próximas temporadas "78.000 euros anuales, lo que le permitió conseguir un crédito de 312.000 euros", pero aún así ha cerrado el ejercicio 07/08 con unos números difícilmente asumibles.

Económicamente, la gestión de Llompart está algo más que en entredicho. El nuevo presidente ha sido incapaz de conseguir un patrocinador principal y ha sido necesaria la mediación urgente del alcalde Pere Rotger para evitar un desastre de proporciones imprevisibles.

Paradójicamente, Llompart hizo todo lo que estuvo en su mano para arrinconar al Palma Aqua Mágica y dar al traste con el proyecto único para el baloncesto mallorquín que tutelaba la conselleria d'Esports i Joventut. Sus absurdas reivindicaciones y el comportamiento que exhibió en el último derbi de la temporada agotaron la paciencia de los gestores del club de Ciutat, que toparon con un interlocutor desquiciante.

Finalmente, Joan Llompart encontró la complicidad del Muro para gestar el nuevo Bàsquet Mallorca, aunque el proyecto que se desarrollará tiene muy poco que ver con el que había concebido el conseller Cañellas. El actual mandatario del Inca también negó siempre que el club atravesara por problemas económicos, pero la realidad es diametralmente opuesta. Llompart ha tenido que recurrir de nuevo a Pere Rotger y reclamar dinero público para hacer frente a las deudas.