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Ginés Muñoz|BARCELONA
Rafael Nadal hizo ayer historia en Barcelona al lograr su cuarta corona consecutiva en el torneo Conde de Godó tras vencer, en un gran partido, a David Ferrer por 6-1, 4-6 y 6-1, en dos horas y catorce minutos. El mallorquín, que ya acumulaveinticinco títulos en su carrera, se convierte así en el mejor jugador del año 2008 gracias a sus 32 victorias que le permiten superar al serbio Novak Djokovic y, además, aumenta sus registros sobre tierra batida, donde ha logrado 103 victorias en sus últimos 104 partidos. Sólo Federer en la final de Hamburgo en 2007 puso una mácula a la trayectoria de las últimas cuatro temporadas del tricampeón de Roland Garros, que ha ganado veinte de las veintiuna finales que jugado sobre arcilla.

Nadal, que no había perdido ni un sólo set en el torneo desde que el finlandés Jarkko Nieminen le arrebatase el último en los cuartos de final de 2006 y que no conoce la derrota en Barcelona desde que Àlex Corretja le superó en 2003, tuvo que emplearse fondo ante el alicantino quien, tras ceder con facilidad el primer parcial, puso en mucho problemas al de Manacor en el segundo.

El mejor Nadal apareció de nuevo en la manga definitiva para dejar atrás a Roy Emerson, Manuel Orantes y Mats Wilander, tres leyendas del tenis que hasta ayer era los únicos que habían sido capaces, como él, de conseguir el triplete en la tierra del RCT Barcelona.

El número dos mundial, el tres veces campeón de Roland Garros, el 'rey de la tierra batida', el hombre que ha ganado 103 de sus últimos 104 partidos en arcilla, dio ayer una nueva exhibición de cómo se debe jugar en este tipo de superficie.

Ferrer, número cinco del mundo, y otro consumado especialista en el polvo de ladrillo, hizo cuanto pudo, pero eso casi nunca es suficiente cuando enfrente se tiene a Nadal.

Para ganar al balear en tierra se necesita un plan, y el de Jávea parecía no tenerlo en el primer set. Contenido, quizá intimidado, jugando un metro por detrás de la línea de fondo, Ferrer se dedicó a defenderse en esta primera manga ante un Nadal crecido desde el principio que acribilló a su adversario con todo tipo de golpes.

Nadal se puso 4-0 arriba en un suspiro, y David Ferrer, que no hizo nada para cambiar su destino en este primer set, sólo pudo arañarle un juego con su servicio, antes de ceder la primera manga por 6-1.

El alicantino fue otro en el segundo parcial. Mucho más ambicioso y agresivo, pasó al ataque, subió más a la red y arrinconó a Nadal, que mantuvo el tipo gracias a su velocidad de piernas y su capacidad de sacrificio.

No andaba fino el manacorí, que fallaba más de la cuenta, y Ferrer se dio cuenta. Rompió el servicio de Nadal, se puso 2-0, salvó una bola de 'break' en el cuarto juego y se mantuvo 4-2 arriba. Ahí 'Ferru' desperdició cuatro bolas de ruptura para ponerse con 5-2 y, a continuación, regaló su saque (ganaba el juego 40-0) para permitir que Nadal le empatara el set (4-4).

Pero el alicantino persistió. Golpe a golpe, fue minando la confianza de Nadal, que devolvía una y mil bolas antes de cometer un error. Lo consiguió al romperle el servicio y ganar, a continuación el suyo para cerrar la manga 6-4 a favor e igualar el partido.

Fue el premio a la lucha, a la insistencia, a la constancia de un Ferrer que quería, al menos, ganarle un set a Nadal si al final tenía que perder el partido.

Sin embargo, David Ferrer, que tiene las piernas de Nadal, quizá también su corazón y mucho de su tenis, no tiene su cabeza, su fuerza mental. Y ya no pudo mantener ese nivel de exigencia en el tercer set.

El 'rey de la tierra', siempre a lo suyo, sin un gesto que denote desesperación o debilidad cuando las cosas se complican, resurgió en esta tercer manga con otra demostración de furia, de tenis brutal.

Encadenó cinco juegos seguidos para ponerse 5-0 en el último parcial. El partido ya era suyo. La cuarta corona consecutiva en Barcelona, otra final para agrandar su leyenda como el mejor jugador de tierra del planeta, como el mejor tenista español de todos los tiempos.

La victoria del manacorí Rafael Nadal supone la decimoctava de un tenista español en las 56 ediciones del Trofeo Conde de Godó desde que el torneo del RCT Barcelona-1899 echara a rodar en 1953.

Hubo que esperar a la octava edición celebrada en 1960 para que Andrés Gimeno inaugurara el pabellón español derrotando al italiano Giuseppe Merlo. Después llegarían las victorias de Manuel Orantes (en tres ocasiones) Manuel Santana (dos veces) y Juan Gisbert a lo largo de los siguiente quince años.

Tras 16 años de sequía, Emilio Sánchez Vicario derrotaba en la final de 1991 a Sergi Bruguera, inaugurando una década con numerosos éxitos de la 'Armada', que se ha prolongado al siglo XXI, donde siete de los últimos ocho campeones han nacido en nuestro país.

De esas 18 victorias, es Rafael Nadal el español más laureado y le sigue Manuel Orantes con tres entorchados (1969, 1971 y 1976) y Manuel Santana (1962 y 1970) con dos triunfos.

Asimismo, después del partido entre David Ferrer y Rafael Nadal son ya siete las finales en las que los dos contendientes eran españoles. La primera se produjo en 1969 cuando Manuel Orantes se alzó con el título tras derrotar a Manuel Santana. En los últimos cuatro años se ha jugado en tres ocasiones una final hispana, (2005, 2006 y 2008).

En otro orden de cosas, cabe destacaf que los 634 puntos directos de saque registrados esta semana durante el Abierto de Barcelona, reportarán 31.700 euros que el Banco Sabadell Atlántico, patrocinador principal del torneo Conde de Godó, donará para la financiación de causas solidarias. La entidad bancaria se había comprometido a aportar 50 euros por cada ace, lo que multiplicado por los 634 que se han conseguido, el último de ellos de Rafa Nadal en el último juego de la final de ayer ante David Ferrer, arroja la cifra anteriormente citada.