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El Mallorca no desaprovechó la ocasión para abordar Mestalla. El grupo de Manzano recurrió a su mejor versión de la temporada para espantar todos los fantasmas y acabar con el maleficio a lo grande. Luchaba el equipo isleño en Valencia contra la tradición y la Historia. Visitaba a un rival crecido y en un campo maldito, donde jamás había ganado. No parecía el mejor escenario para escapar del fango. Pero este bloque está acostumbrado a golpear en los escenarios más inesperados. Lo hizo en el Bernabéu en la Copa. En el Pizjuán en la Liga en su última victoria a domicilio. Y lo repitió ayer con una exhibición enorme. Con un baño a su rival que reconoció la grada con una ovación cuando Güiza selló el tercero. Con ratos de buen fútbol y toneladas de casta, el equipo bermellón truncó décadas de frustraciones, ridiculizó a uno de los grandes y se dio una de las alegrías del curso. El conjunto de Koeman se desintegró con una fórmula que le permite al Mallorca afrontar las ocho últimas jornadas con la permanencia en el bolsillo y el depósito cargado de confianza. (0-3).

El grupo de Manzano se gustó en Valencia, tuvo ratos de buen fútbol y fue capaz de convertir a Hildebran en el menos malo de su equipo, todo un mérito en el santuario del Valencia. Además, tuvo empaque y aguante para soportar los escasos momentos de inspiración de las estrellas locales y para liquidar a la contra con una exhibición de pegada.

El partido amaneció de color blanco. Koeman apostó por fijar a Villa en la izquierda, un experimento que le sirvió para ganar peso específico en la banda y perder pólvora en las cercanías de Moyà. Pese al dominio inicial, el Mallorca firmó el primer aviso de la tarde. 'El Caño', en su partido 200 con la camiseta rojilla en Primera, abrió el tarro de las esencias y Güiza probó los reflejos de Hildebrand. El jerezano, un especialista en vivir en la frontera de la zaga rival, le ganó la espalda a los centrales y calentó los guantes del portero alemán.

Después de ese acercamiento, el Mallorca reculó unos metros. Le entregó campo y balón al Valencia, que no supo sacar tajada. Baraja detectó el boquete abierto en la banda derecha por la falta de solidaridad de Varela y comenzó a surtir de a Villa. Los centros del 'Guaje' propiciaron las mejores ocasiones locales del primer acto. Moyà atajó la primera, un chut tímido, y Arizmendi, con un remate forzado, desperdició la segunda.

A los diez minutos, Manzano alzó la voz y sus pupilos recogieron el guante. Una tímida presión a Moretti fue suficiente para escribir el prólogo del primer gol. Ibagaza aprovechó la torrija del lateral italiano, condujo con elegancia y dibujó un pase que Güiza amortiguó en el balcón del área. El jerezano quebró a su par en dos ocasiones y soltó un chut colocado que enmudeció Mestalla y engordó sus números. Ya suma 16. (min. 10).

Ese 0-1 facilitó enormemente el desarrollo del guión que repartió Manzano en el vestuario. Jugando a ráfagas, defendiendo bien y desdoblando con velocidad, mantuvo al Valencia alejado de la disputa de los puntos.

Las contras del Mallorca eran mortales. Güiza, Jonás, Arango e Ibagaza mantenían diálogos constantes con el balón. En una galopada de Jonás, cortada bruscamente en la cornisa del área, llegó el 0-2. Ramis, que vive su mejor momento como profesional, le pidió turno a Ibagaza. El 'pobler' rememoró su época de lanzados de faltas en el filial y dibujó un golpeo de rosca que durmió en la escuadra. Un golazo (min. 19). El Mallorca mandaba 0-2 en el santuario de Mestalla. Lo nunca visto.

Con los murmullos recorriendo las gradas, el grupo balear nadó a favor de corriente ante un Valencia que además se encontró con el infortunio en las lesiones de Maduro y Caneira, sustituidos por Morientes y Alexis. El grupo balear merodeó la frontera del tercero con un despeje de Hildebrand fuera del área que Varela no aprovechó. El primer acto acabó con un disparo de Silva que acabó en la esquina.

El guión se mantuvo inalterable en el segundo tiempo. El Mallorca, ordenado atrás, aguardaba a un rival resquebrajado por dentro. Silva avisó con un disparo que atrapó Moyà. El Valencia perseguía sombras, no era capaz de recuperar el balón y se sentía intimidado. Los de Manzano, todo lo contrario. Con temple y clase, llegaron con peligro a los ojos de Hildebrand. Güiza rozó el 0-3 en dos ocasiones antes de voltear Mestalla. En una perdonó una oportunidad de oro con la grada protestando fuera de juego. Al minuto siguiente, se quedo solo a un metro del portero, que le taponó. A la tercera, fue la vencida. Arango le dio un caramelo a Ibagaza, que entró como quiso dentro del área. 'El Caño' templó y Güiza puso la cabeza para el 0-3 (min. 56). El jerezano recogió el premio a su partidazo con una sonora ovación cuando fue sustituido por Webó.

La superioridad rojilla convirtió la última media hora en los minutos de la basura, un tiempo que la grada de Mestalla aprovechó para abuchear a sus jugadores con una pañolada histórica y para entonar el «Koeman, vete ya». Ayer los rojillos incendiaron la falla en la que vive permanentemetne el equipo de la ciudad del Turia que olvida de inmediato las victorias por épicas que sean. El Mallorca, en cambio, salió a hombros. El mundo al revés.