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La sangría no cesa: dieciséis jornadas, ocho expulsiones. El Mallorca es el blanco favorito de los árbitros españoles y desde esta semana lidera en solitario una de las clasificaciones menos sugerentes del rincón estadístico de la Liga. Los bermellones son el equipo menos correcto de toda la Primera división, o al menos los que han jugado más ocasiones en inferioridad por su comportamiento sobre el terreno de juego. Ballesteros, Güiza, Pereyra, Moyà, Varela, Webó y ahora Nunes, componen la lista negra del vestuario bermellón, que va camino de pulverizar sus registros más oscuros.

El conjunto de Manzano se ha ido acostumbrando a jugar con menos efectivos que su enemigo. La epidemia nació en el Ruiz de Lopera y desde entonces la cascada no ha perdido una sola gota de intensidad. Al contrario. Ha crecido con el paso de las semanas y ha provocado unos daños terribles en la línea de flotación del plantel. Pese a todo, el Mallorca ha rascado nueve puntos en los siete partidos que ha cerrado con menos jugadores que su rival, un balance esperanzador que por el momento le ayuda a subsistir en la primera mitad de la tabla.

En el torrente de expulsiones destacan además otros datos curiosos. Uno de los que más brillan señala que más del cincuenta por ciento de esas tarjetas rojas (cinco de las ocho) se han recibido en la primera mitad del encuentro. Sólo las de Güiza ante el Betis (minuto 89), Pereyra contra el Getafe (minuto 60) y Varela frente al Sevilla (minuto 75) han recortado las opciones de su oponente. Pero hay más. Los últimos en ponerse a la cola del grupo de expulsados son prácticamente novatos en ese aspecto. La semana pasada le tocó a Webó, que en seis años en España nunca se había ido a la ducha antes de tiempo, y ayer se le unió Nunes, que no había recibido un castigo tan grande desde que recaló en el campeonato en enero de 2005. ¿A quién le tocará la próxima?