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Busca el ViveMenorca uno de esos triunfos que te deja en disposición de pelear por todo. Después de haber ganado a Cajasol y Granada, y de poder mirar sin rubor a la clasificación, el grupo de Ricard Casas persigue una victoria que le acerque al balcón de la clasificación, que le permita incluso soñar con trepar hasta la Copa. Lo hace ante el Pamesa, un conjunto zarandeado por las bajas pero con un potencial fuera de toda sospecha. Por eso la cita de hoy (Font de Sant Lluís, 12.30 horas, IB3) no parece una buena oportunidad para dar una zancada en la tabla, aunque sí que es el mejor momento para hincarle el diente a los de Katsikaris.

Llega el Menorca en un momento dulce al encuentro, luego de enlazar un par de victorias en el Pavelló. La llegada de Varda y la vuelta de Shirley han dejado a los de Casas en disposición de mejorar sus registros, que se han disparado en las últimas cinco semanas. El ViveMenorca ha mejorado sustancialmente en defensa, en el rebote y en ataque, y eso explica las tres victorias en cinco partidos. El técnico de Manresa ha incidido mucho en el deseo y en la pasión por el trabajo, y a eso nadie le va a ganar a este Menorca. Tal vez desde ahí se ha edificado el mejor ViveMenorca del curso. Además, el grupo isleño visita una de sus pistas preferidas, en la que ganó el primer año con Curro Segura en la banda y en la que estuvo muy cerca de vencer la pasada temporada, cuando Maravic perdió la bola en la última posesión. Por todo ello, pensar en un triunfo no es descabellado.

La mejora
Los de Casas tienen ahora mucho mejor aspecto, el que dan las victorias. Los centímetros de su juego interior y la solvencia de sus exteriores han disparado a los menorquines, que son capaces de mirar a los ojos a cualquier rival. Y es que Moss anda en un gran momento de juego, a pesar de que sus números han perdido la espectacularidad de las primeras jornadas. Los 13 puntos y 8 rebotes de media que acumula por encuentro son un punto de apoyo muy interesante para los hombres altos del Menorca. Sin ir más lejos, Jesús Fernández ha mejorado sus prestaciones, mientras que Varda llega casi a los 10 puntos y 3 rechaces de promedio por noche. Shirley es una pantera en defensa. Eso ha dado con un equipo mucho más equilibrado, lo que le ha permitido dar un paso al frente.

Además, Stojic se encuentra en uno de los momentos más álgidos de su carrera deportiva, promediando cerca de 20 puntos por entrega en los últimos cuatro partidos.

Así, el escenario es el mejor posible. Con todo, y a pesar de que el Pamesa llega fracturado, los de Katsikaris no conocen la derrota en su pista. Lo han ganado todo (Manresa, Unicaja, Grupo Dunas y Granada) y eso no invita al optimismo. Sin Rebraca, Avdalovic, Garcés ni House, el Pamesa lo fiará todo a su línea de exteriores, en la que sobresale Shammond Williams y Rubén Douglas. Por eso el viernes Casas incidió en la necesidad de abrochar la defensa sobre los tiradores. Sabe que el perímetro es ahora mismo el mejor argumento de los levantinos; sin ir más lejos, Douglas anotó hasta siete triples en la derrota del pasado martes en la Copa ULEB ante el Khimki ruso. De la defensa que realicen los jugadores exteriores de ViveMenorca dependerá en gran medida el éxito del equipo de Casas, que ha mejorado de forma muy tangible sus números en ese aspecto en las últimas cinco jornadas de competición. El Menorca encaja ahora 74.2 puntos por encuentro, cuando en el inicio de competición "los cinco primeros envites" la media se levaba hasta los 90. Igualmente, la llegada de tipos como Varda y Shirley ha supuesto que el grupo balear se vaya hasta los 34 rebotes por cita, cuando antes de la aparición de los dos interiores apenas lograba capturar 26.2 rechaces. A todo eso el ViveMenorca ha sumado una gran regularidad en ataque, lo que le ha permitido subir 6 puntos de promedio más por choque. Así, el equipo de Casas se siente con fuerzas para ir a Valencia y lograr una victoria que le dejaría en una situación de ventaja respecto al resto de rivales en la lucha por la permanencia en la ACB. Con cuatro triunfos la salvación se vería con otros ojos.