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Sergio Morro|VALENCIA
El Valencia se despidió de la Liga de Campeones, tras empatar sin goles en Mestalla ante el Schalke 04, en un encuentro que el equipo español jugó en inferioridad numérica durante una hora por la expulsión de Albelda.

Pese a todas las adversidades que tuvo que afrontar el Valencia, el equipo de Ronald Koeman mereció mejor suerte, ya que fue el único equipo que buscó con ambición la victoria y luchó por ella hasta el último minuto.

Las urgencias de los dos equipos motivaron que ambos conjuntos saltaran al terreno de juego con muchas precauciones. Al Schalke le bastaba con estar bien posicionado sobre el terreno de juego y con hacer una presión efectiva para desactivar la línea de creación valencianista.

A pesar de contar con Joaquín y Vicente en las bandas, ni uno ni otro ofrecieron la capacidad de desbordamiento que se les presupone lo que facilitó la labor de la zaga alemana, cuyos centrales tenían bien atados a Villa y Morientes, totalmente desasistidos de balones.

El Schalke, sin hacer grandes alardes ofensivos, llegó un poco más al área de Cañizares, aunque el meta tampoco tuvo excesivo trabajo. A la media hora de juego se le comenzó a torcer el partido a los de Ronald Koeman, cuando Albelda era expulsado tras un fuerte entrada por detrás a Rafinha.

La expulsión del capitán valencianista obligó a Koeman a prescindir de Morientes en ataque y dar entrada al portugués Fernandes para reforzar la medular. Pero las desgracias no acabaron ahí para el Valencia, ya que unos minutos después Caneira se lesionaba y tenía que salir en su lugar Raúl Albiol para ocupar una zona tan poco habitual para él como es el lateral izquierdo de la zaga.

Problemas
A pesar de las adversidades, el Valencia aguantó bien el tipo ante un Schalke que no se decidió a ir a por el partido y que en el tiempo de prolongación vio como Marchena desaprovechaba la mejor ocasión de la primera parte, tras no apreciar los árbitros su situación de fuera de juego.

El Valencia afrontó la segunda parte con mucha inteligencia. Primero propuso un ritmo lento y con muchas interrupciones para impedir que los alemanes le metieran demasiada intensidad al encuentro, y con el paso de los minutos la estrategia a seguir fue la de la posesión de balón, con un Edu ejerciendo galones y bien acompañado por el portugués Fernandes en la medular.

Pese a todo, los alemanes pusieron en apuros en un par de ocasiones a Santiago Cañizares, aunque en la más clara de ellas el turco Altinpop se entretuvo demasiado y errío.

Con el despertar de Vicente y Joaquín, el Valencia se olvidó de que jugaba con un hombre menos y buscó con audacia la victoria. Por momentos bailó a un Schalke timorato y que comenzaba a dar por bueno el empate sabedor del arrollador triunfo del Chelsea en Noruega.

En los minutos finales de la confrontación, el conjunto español acusó el esfuerzo físico que había llevado a cabo, aunque suplió sus carencias a base de garra y buscó el gol hasta el final aunque sin fortuna, ya que el canario Silva tuvo la victoria en el tiempo de prolongación. Al final, la desesperación de los locales llegó también a las gradas, que lejos de presentar el aspecto de gala de otros años, estaban a medio gas.