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Antonio Gutiérrez|SEVILLA
El Real Madrid volvió a encontrarse un muro infranqueable en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán, donde cuenta por derrotas sus últimas comparecencias ligueras y también en la pasada Supercopa de España, y salió claramente superado por un Sevilla que quiere volver por sus fueros.

El conjunto madridista se encontró con dos goles muy rápidos en la primera parte y también con la expulsión de Sergio Ramos en los inicios de la segunda, y eso fue un mundo ante un adversario enchufado desde el inicio hasta al final y que incluso perdonó el conseguir una goleada.

De entrada, el entrenador del Real Madrid, el alemán Bernd Schuster, confió en el estadio sevillista en el mismo once que se paseó en Mestalla ante el Valencia el pasado miércoles, pero Manolo Jiménez, con la vuelta de malí Frederic Kanouté en la delantera y la del serbio Ivica Dragutinovic, no quiso ser menos y dispuso de los mismos que el pasado domingo también vapulearon al conjunto che.

El conjunto local, motivado y con la necesidad de enderezar el rumbo para no perder comba con la parte alta, pudo conseguir el primero a los tres minutos, pero Iker Casillas volvió a ser providencial para su equipo en un remate a bocajarro del brasileño Luis Fabiano.

El partido estuvo vibrante y de poder a poder, pero en dos minutos, del 19 al 21, el Sevilla puso tierra de por medio, primero con un zambombazo del malí Keita desde lejos, algo que ya intentó frente al Steaua de Bucarest en la Liga de Campeones y que acabó con el balón repelido por el larguero, y luego con un oportuno Luis Fabiano tras el rechace de Castillas al remate de Kanouté.

Los de Schuster, con mucho perdido, tomaron la posesión del balón pero se encontraron con la presión extrema de sus rivales y eso complicó que crearan verdadero peligro ante el meta Andrés Palop.

Los locales lograron irse al descanso con la ventaja de 2-0 y, paradójicamente, con un gran enfado de los jugadores y afición por la actuación arbitral, sobre todo al reclamar un posible penalti sobre Jesús Navas que el catalán Àlvarez Izquierdo no consideró.