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Ricardo Molinelli|LAREDO
El Drac Palma Portol se proclamó campeón de la Supercopa de España, el primer título de la temporada, con mayor facilidad de la esperada al derrotar por un claro 3-0 al Unicaja Arukasur, que quizá acusó en exceso la falta de conjunción de sus fichajes.

Tras los escarceos y fallos iniciales fue el Drac Palma el primero en tomar la iniciativa en el marcador gracias a su mayor efectividad en el remate, producto de la fluida circulación de balón que propiciaba Miguel Angel Falasca.

Unicaja, sin embargo, fue ajustando el bloqueo poco a poco y se dispuso a defender cada balón como si fuera el último, lo que le dio la oportunidad de tomar aire y volver a tener opciones.

Pero los isleños fueron más hábiles en el momento de la verdad y un bloqueo del campeón de Europa José Luis Moltó y un saque del también laureado continental Ibán Pérez fueron suficientes para apuntarse la primera manga.

Los dos equipos dieron muestras de no estar acoplados todavía y de llevar poco tiempo juntos, pero los mallorquines, con cinco campeones continentales en sus filas, parecieron llevarlo mejor, quizás por haber llegado en mejor forma física que el resto y eso pese a la ausencia por lesión de Kike de la Fuente.

La presencia del japonés Shibata en el Unicaja lejos de ser una excentricidad, dejó claro que puede ser un buen jugador, aunque cometió errores infantiles.

Solvencia
El Drac llevó el segundo set con solvencia en el marcador, aunque al final se atascó un poco, pero la ventaja que cosechó le dio margen suficiente para anotarse el segundo punto y dar un jaque a los de Almería.

El 10-1 inicial propiciado por el eficaz servicio de Miguel Angel Falasca fue una alfombra roja para el Drac que no desaprovechó. De nada valieron los sucesivos tiempos muertos solicitados por el entrenador de Unicaja, Oscar Novillo, los mallorquines estaban embalados hacia el título y lo consiguieron con un hasta fácil 25-15.

La Liga será otra cosa, pero el Drac ha dado primero y estos mensajes suelen ser importantes.