De esta forma, ni el 4-11 que los bálticos establecieron de salida, ni el 20-30 que subieron al marcador mediado el segundo periodo les evitó el acoso y la amenaza constante de un enemigo que conoce perfectamente la manera de sacar el máximo partido a un bloque rocoso, con unas cuantas virtudes muy bien aprovechas y algún talento tipo Andrea Bargnani.
No es la mejor Italia, pero los transalpinos llevan la competición en la sangre. Saben competir y saben ganar, así que tiraron de genes para buscarle las vueltas a un poderoso adversario en un choque donde les iba mucho en juego.
Reacción
El tercer cuarto acabó en tablas (22-22 de parcial y 61-62 de tanteo. El siguiente discurrió por idénticos derroteros: 69-70 minuto 35. El partido olía a final de vértigo. Lituania siempre contaba con un punto de ventaja, lo alargaba hasta tres o cuatro y los italianos se le echaban otra vez encima, pero sin culminar la remontada.
El esfuerzo defensivo empezaba a pasar factura al equipo de Carlo Recalcati. Los bálticos, por medio de la clarividente cabeza de Sarunas Jasikevicius lo percibieron y empezaron a ralentizar las posesiones.
A falta de minuto y medio contaban con cinco puntos de ventaja (72-77) y todo a favor para deshacerse de un duro rival. Jasikevicius cogió el balón y cortó las alas de Italia.
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