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Más allá de los 22 títulos ATP que ha ganado, o los dos años que lleva como número dos del mundo, la grandeza de Rafael Nadal reside en la capacidad de mejora que sigue manteniendo. Se ha proclamado campeón de Roland Garros en tres ocasiones y ha disputado las dos últimas finales de Wimbledon, pero el zurdo de Manacor no ha parado de crecer. Su tenis es cada día más completo y sus recursos se antojan ilimitados. Por primera vez en su carrera deportiva el trono de la ATP está realmente al alcance de su mano y se ha conjurado para cerrar el curso como el mejor tenista del mundo. Roger Federer puede comenzar a preocuparse.

El saque. Si Rafael Nadal ha mejorado algún golpe en los últimos meses ese es el servicio. El mallorquín ha incrementado la velocidad y ha ganado en efectividad. Además, su condición de zurdo le permite afrontar los puntos que se juegan en el lado de las ventajas con mayor facilidad. Suma muchos puntos gratis entre aces y puntos de saque, y acostumbra a empezar los puntos con una situación ventajosa.

El revés. Sobre tierra batida su revés ya era muy competitivo, pero ahora también lo es en pista rápida y en hierba. Abre bien la pista con su tiro cruzado y luego puede moverse para atacar con su derecha y mucho espacio en la cancha. Cada torneo es más seguro y más profundo y ha ganado en potencia en detrimento del efecto. Es el completo ideal para probablemente edrive más determinante del circuito.

La mentalidad. No es fácil mantener la ilusión después firmar dos años impresionantes y ver que es imposible desbancar a Roger Federer. Pero Rafael Nadal parece que tiene ilusión ilimitada y pese a que en condiciones normales hubiera sido número uno del mundo en cualquier época del tenis moderno, no ha tirado la toalla. Siempre se ha crecido ante los grandes retos y ahora quiere quitarle el puesto al jugador que ha batido todos los récords de puntos del circuito profesional. A falta de seis grandes citas, el mallorquín tiene ventaja.

La planificación. Las lesiones han impedido que Rafael Nadal pudiera cumplir con sus metas, pero el tenista balear y su entorno han entendido que tienen que jugar con ese handicap. El mallorquín es mucho más exigente con el calendario y planifica su temporada consciente de que su pie izquierdo no puede soportar demasiados excesos. El tricampeón de Roland Garros juega más torneos sobre tierra batida y elige a conciencia las pruebas que va a disputar sobre pista rápida. El objetivo es evitar las recaídas, que le mantienen alejado de las pistas demasiado tiempo y que le obligan a perderse torneos importantes. El cambio se percibirá a comienzos del próximo curso, cuando vuelva a hacer la gira sudamericana.

Los rivales. Rafael Nadal no ha parado de crecer por la gran competitividad que está encontrando en sus rivales. Tener por encima a Roger Federer le ha estimulado para tratar de superar al que está considerado como el mejor de todos los tiempos, pero el mallorquín también se ha exigido debido a la emergencia de jugadores como Novak Djokovic, a la recuperación de tenistas como Andy Roddick, o a la segunda juventud de leyendas como Lleyton Hewitt. Su caracter ganador le ha impedido acomodarse y sus adversarios le han ayudado a crecer. Ahora, que le paren.