El madridista Sergio Ramos remata de cabeza ante la mirada de Arango, ayer, en el Bernabéu. Foto: FÉLIX ORDÓÑEZ
18/06/07 0:00
Si la fe más común llega a mover montañas, la fe madridista es capaz de desplazar toda una cordillera. El Mallorca fue un digno rival, excelente, quizá el hueso más duro con el que podía toparse el campeón, pero como dijo Manzano el pasado viernes, el guión de la Liga llevaba mucho tiempo escrito. Los de Manzano, que tuvieron al Bernabéu boca abajo durante setenta y nueve minuto, aunque no pudieron hace nada para frenar al huracán blanco y reventar el torneo. Lo que está muy claro es que nadie podrá reprocharle nunca nada (3-1).
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