Iker Casillas celebra el final del partido, ayer, en La Romareda. Foto: FÉLIX ORDÓÑEZ/REUTERS

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Javier Muñoz|MADRID
El Real Madrid pasó ayer del infierno al cielo en un minuto, en diecisiete segundos del 89, cuando el holandés Van Nistelrooy lograba el empate ante el Zaragoza y el Espanyol también igualaba al Barcelona, con lo que el equipo blanco mantiene el liderato a falta de una sola jornada. La apasionante penúltima fecha vivida ayer tendrá el definitivo desenlace el próximo domingo. El Real Madrid se proclamará campeón si vence al Mallorca y el Barcelona, que suma los mismos 73 puntos, sólo podrá revalidar el título si pincha su máximo rival y al tiempo gana al colista y ya descendido Gimnàstic.

El Sevilla, que también empató ayer, ante el Mallorca (0-0), mantiene alguna opción de ser campeón, aunque para ello debe vencer al Villarreal y que tropiecen Real Madrid y Barcelona. Realmente una quimera para el doble campeón de la UEFA, que se encuentra a dos puntos de la cabeza. La jornada tampoco despejó las demás dudas. Zaragoza, Atlético y Villarreal siguen pugnando por las dos plazas de UEFA, mientras que para el descenso continúa la agonía de Celta, Real Sociedad, Athletic y Betis.

La presión le pudo ayer al Real Madrid durante los primeros 89 minutos. Un claro penalti de Iván Helguera a Aimar lo transformó el argentino Diego Milito a los 32 minutos. Poco antes de la hora de juego, el holandés Nistelrooy picó muy el balón de cabeza para lograr el empate. La alegría le duró poco a los blancos, ya que en el 67 una veloz internada de Aimar, la gran estrella del partido, lo culminó en gol de nuevo Milito.