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Diego Tristán no puede más. El delantero del Mallorca rompió ayer su silencio para valorar la temporada más negra de su carrera y aprovechó la comparecencia ante los medios para cargar contra Manzano y su equipo por el trato recibido a lo largo de los últimos meses. El sevillano asegura que no entiende las causas de sus ostracismo y afirma sentirse «dolido» por la falta de confianza que ha exhibido el cuerpo técnico desde su llegada a la Isla, allá por el mes de septiembre: «Estoy mal; nunca he vivido nada parecido», subraya.

Diego lleva mucho tiempo en el anonimato. Quizás demasiado. Aunque recaló en la entidad como una de las incorporaciones más llamativas del ejercicio, su figura ha ido menguando ante la falta de oportunidades y su papel en el vestuario quedó reducido a la mínima expresión a partir del mes de diciembre, coincidiendo con la depresión que afectó al sistema nervioso del equipo.

El de La Algaba sólo ha participado en trece funciones del torneo (en cinco como titular), pero sólo pudo completar dos de ellas y desde que comenzó 2007 unicamente ha estado 38 minutos sobre el terreno de juego. Ayer, aprovechando que el Mallorca está matemáticamente salvado, volvió a dar la cara en la sala de prensa de Son Bibiloni y expuso el malestar que llevaba tanto tiempo guardando.