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Tolo Jaume
Nacido hace 35 años en Atlantic City Lou Roe se acostumbró desde pequeño a abrirse paso en una ciudad que él mismo califica de «difícil». Las oportunidades escaseaban antes de que los casinos reflotaran en cierta medida la economía y generaran puestos de empleo en la segunda ciudad del juego en Estados Unidos por detrás de Las Vegas. La matanza en la Universidad de Virginia Tech ha conmocionado a la sociedad norteamericana y el suceso no ha pasado desapercibido para Lou Roe. El ala-pívot estadounidense del Palma Aqua Mágica está consternado por las noticias que llegan desde su país y al mismo tiempo ofrece su particular punto de vista sobre el debate que suscita la posibilidad de tener armas de fuego en Estados Unidos, un derecho que ampara su constitución. Roe lo tiene claro, está a favor de la posesión de armas y considera que es necesario tenerlas para protegerse.

«Es una tragedia terrible y no entiendo la gente que es capaz de hacer cosas como estas. Si alguien no quiere vivir más que se tire de un edificio, pero no tiene ninguna justificación algo tan horrible como lo que ha pasado en Virginia», comenta Lou Roe, que todavía no había tenido tiempo de comentar la tragedia con sus compañeros. El jugador celeste tiene clara cual es su postura en relación al debate que se genera periódicamente a raíz de sucesos como el que sacudió al tristemente célebre instituto de Columbine o el más reciente de Virginia Tech: «Me parece bien que se puedan tener arma sólo para protegerse. Tengo armas en Estados Unidos y creo que está bien. Es verdad que hay gente que las emplea con otros fines y hacen locuras». Además, también añade que «Estados Unidos es un país y, aunque se prohibiera, se podría conseguir un arma».

Sus primeros pasos en el mundo del deporte fueron en el fútbol americano, pero la velocidad se convirtió en un hándicap para él. Con 16 años cambió de balón y empezó a creer en sus posibilidades de la mano de Lloyd Barksdale. Recuerda que en aquella época su familia no disponía de dinero para enviarle a los campamentos y desde muy pronto se acostumbró a gastar las ruedecitas de su equipaje, unas maletas que por entonces no lucían la marca Louis Vuitton que tanto le gusta ahora. Siempre se fijó en el jugador de los Bucks Glen Robertson y aprendió mucho de Marcus Camby. Tras su paso por la Universidad de Massachusett (1991-95), donde estudió periodismo deportivo y donde alimentó una vocación que le gustaría poder retomar, jugó en la NBA con las camisetas de Detroit Pistons y Golden State. En el 96 defendió los colores de la selección en los Goodwill Games y dio el salto a Europa. Aterrizó en Málaga, pero su primera experiencia en el viejo continente acabó con un corte al dar positivo por cannabis, una lección que jamás se le olvidará y que redefinió su manual: mente, físico y habilidades. Tuvo tiempo de hacerse grande en la ACB y brillar especialmente en Alicante, cerca del marc, como aquí y como en Atlantic City.