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Con la tranquilidad en el horizonte, el Mallorca sigue trabajando de cara a la próxima campaña. Aunque las puertas permanecen selladas de cara al exterior y en el club no quieren que trascienda ningún movimiento hasta que la permanencia no sea matemática, los nombres se acumulan sobre el despacho de la dirección deportiva. Uno de ellos es el portero navarro Javier López Vallejo (Pamplona, 1975), que se ha convertido en uno de los objetivos de la entidad por si se frustra la contratación del argentino Germán Lux, el primero en la lista para reforzar la portería bermellona la próxima temporada. Después de casi un lustro en el ostracismo, de vivir permanentemente en el banquillo del Villarreal, López Vallejo está completando una sensacional temporada en el Recreativo de Huelva. Su rendimiento es una de las claves de la extraordinaria campaña que está realizando el conjunto onubense. Titular indiscutible para Marcelino, su labor no está pasando desapercibida para un puñado de clubes de la Primera División, que le tienen en la agenda.

La situación contractual del arquero pamplonés es compleja. Cedido por el Villarreal al Recreativo el pasado verano, todavía le queda un año de contrato con el club castellonense, aunque actualmente se encuentra en negociaciones para obtener la carta de libertad. López Vallejo no entra en absoluto en los planes de futuro del Villarreal, que está a punto de cerrar la contratación del madridista Diego López, el eterno suplente de Casillas. El Mallorca no es el único equipo que se ha fijado en López Vallejo. Recientemente, su representante acudió a Barcelona para reunirse con Paco Herrera, director deportivo del Espanyol, que tiene al arquero navarro en la lista para cubrir la demarcación que ahora ocupa el camerunés Kameni, al que el club perico quiere traspasar. En las últimas horas también ha aparecido el interés del Real Betis Balompié.

Considerado uno de los porteros con más futuro del fútbol español, su nombre saltó a las portadas cuando apenas era un crío. A los 16 años, un representante en nombre del Milán se interesó por él, que se había proclamado campeón de Europa con la selección sub-16. Su padre, sin embargo, rechazó la oferta para que Javier no dejara los estudios. En la temporada 93/94, con 18 años y de la mano de Enrique Martín, le dio tiempo a debutar en Primera, en el último partido de una temporada en la que Osasuna bajó a segunda siendo farolillo rojo de la competición. El descenso no supuso su salida de Osasuna, más bien al contrario, quizás suponía una buena oportunidad para foguearse y adquirir experiencia. El cuadro navarro contaba con un portero competitivo llamado a ser uno de los más importantes de España en su búsqueda del retorno a primera. Aparte suponía un importante activo que Osasuna esperaba poder revalorizar.