TW
0
VIVEMENORCA 91
GRAN CANARIA GRUPO DUNAS 97

VIVEMENORCA (16+25+14+25+11): Alzamora (4), Moss (19), Vasiljevic (0), Stojic (14), Bazdaric (15) -cinco inicial- Yáñez (19), Ivanov (4), Rodríguez (6), Llorens (3), Farabello (7) y McCoy (0).

GRAN CANARIA (23+15+21+21+17): Vroman (20), David (19), Hunter (12), Moran (9), Fernández (10) -cinco inicial-, Savane (4), Guerra (7), Norris (5), Pérez (5) y Baldo (6).

Àrbitros: Pérez Pérez, Alzuria y Cortés. Eliminaron por cinco faltas a Yáñez, Moss y Farabello por el Menorca y a Moran y Vroman por el Gran Canaria.

Incidencias: Pavelló Menorca, 5.250 espectadores, lleno.

Lluís Orfila|MAÓ

Grave derrota del ViveMenorca la sufrida ayer ante el Gran Canaria, en un encuentro que deparó la primera prórroga en la historia del club desde que milita en la ACB, situación que a la postre resultó ineficaz para llevar a buen puerto la remontada acometida en los últimos instantes del tiempo reglamentario.

El grupo de Casas luchó, se vació y ofreció todo lo que pudo, pero el lastre que significó la nula aportación de McCoy en los escasos minutos que estuvo en pista, unido al desacierto mostrado en el lanzamiento exterior y en los tiros libres, y a la escasa capacidad de los bases para imponer el ritmo de partido que más le convenía a los menorquines, supuso una rémora excesiva para superar a un Gran Canaria que sumó su cuarta victoria consecutiva y se afianza en zona de play offs. La situación, ahora sí, es tremendamente delicada, pues Valladolid ganó, y la próxima visita, al «Palau Blaugrana», no invita al optimismo inmediato. Con todo, restan aún ocho jornadas para cerrar la fase regular, y mientras hay vida, hay esperanza...

Con Alzamora ocupando el puesto de McCoy en el quinteto de salida -algo ya habitual en los últimos partidos-, el intercambio de canastas inicial (10-10), dio paso a las primeras rentas visitantes (16-23, finalizado el primer cuarto). Los cinco jugadores canarios en pista habían sumado ante el aro menorquín, y de entre ellos, Vroman, con ocho puntos, era el más efectivo. A la vez, Mario Fernández controlaba el «tempo» a la perfección. Por parte local, tan solo Moss ofrecía réplica.