Juan Arango celebra el gol conseguido ayer ante el Betis.Foto: MONSERRAT

TW
0

El Mallorca abrazó un triunfo de oro en el menor tiempo posible. El grupo de Manzano apartó del camino a un rival directo con dos zarpazos inesperados, sumó su cuarta victoria consecutiva en casa siete años después y le echó el candado a su portería tras diecisiete partidos consecutivos recibiendo goles. Y todo en un tiempo récord. Cuando el Betis se quitó las legañas, abrió los ojos y miró al marcador, ya había recidido dos goles. Sólo habían transcurrido dos minutos y dieciséis segundos... (2-0). El inicio del Mallorca fue tan arrollador como inesperado. El Betis pisó la Isla como el mejor equipo del momento. Avalado por los números, por una trayectoria inmaculada de ocho partidos sin perder, las huestes de Manzano apenas invirtieron veintiséis segundos en hurgar en demoler la muralla bética. Fue tras una galopada de Jonás que acabó en la esquina. Allí, El Caño inició su festival. Teledirigió el esférico a la testa de Pereyra, que se impulsó en las narices de Pancrate y cabeceó a la red.

Con los aficionados más rezagados todavía aparcando, llegó el segundo. Sin tiempo para que el Betis rectificara los marcajes, Ibagaza volvió a botar un córner. Víctor tocó con la cabeza, Doblas despejó desde la misma línea y Arango, que pasaba por allí, empujó a un metro de la portería. El venezolano, en el centro de la polémica durante toda la semana, taponó cualquier grieta de debate. Además, esta vez sí se unió a la fiesta y celebró su quinto gol de la temporada. Ni siquiera Manzano había soñado con semejante inicio. Dos goles de estrategia en los primeros 2 minutos y 16 segundos de partido. Lo nunca visto. Obviamente, los goles facilitaron el guión que había entregado Manzano en la caseta. El técnico de Bailén, que apostó de salida por el mismo once que tumbó al Levante quince días antes, se frotó las manos, mientras los jugadores se miraban entre sí, extrañados ante tanta generosidad verdiblanca.

Desde ese momento, el Mallorca se dejó llevar por la marea. Le entregó campo y balón al Betis y se replegó en busca de alguna contra. El Betis se adueñó del cuero, pero no supo qué hacer. Y eso que Edu encontró petróleo en la banda de su ex compañero Varela. El brasileño, conocedor de las limitaciones defensivas de su oponente, asfaltó ese carril para provocar las ocasiones béticas. No llegó en exceso el bloque de Luis Fernández, pero creó peligro en dos acciones. En la primera, en el minuto 23, Robert se enredó a dos metros del área y con Moyà ya batido. Fue tras un pase de la muerte de Edu que su compatriota, casi bajo los palos, le pegó fatal. Y en la frontera del descanso, Edu volvió a reírse de Varela. Su pase atrás fue rematado por Capi, que se encontró con el cuerpo de Moyà. Entre medias, el Mallorca apenas había dado señales de vida. Manzano pidió más tensión en el descanso y el Mallorca regresó a la escena con más ánimo y sin Jankovic. Inédito durante el primer acto, el serbio se quedó en la caseta en beneficio de Basinas. Con el griego y Pereyra preocupados de las rupturas, Ibagaza se puso las botas. El Caño alegró la vista de la hinchada con una exhibición de talento. Caños, pases milimétricos, cabriolas...Todo lo hizo bien. La grada se lo agradeció con una ovación de lujo cuando fue sustituido en la recta final.