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Lorenzo Martínez|ROMA
Casi doce años después, entonces fue el 5 de febrero, el fútbol italiano volvió a vivir un domingo de parón en su competición en todas sus categorías, en un nuevo intento de acabar con los continuos actos de violencia que se viven dentro y fuera de sus estadios, tras la muerte el viernes de un inspector de policía. Hasta ahora, el «calcio» se había paralizado el fin de semana en Italia en dos domingos y por circunstancias bien distintas: la muerte de un seguidor (29 de enero de 1995) y el fallecimiento del entonces papa Juan Pablo II (2 abril 2005).

La muerte de Juan Pablo II aconteció en sábado y el mundo del deporte quiso homenajearle y unirse al dolor general con la inmediata suspensión, decidida por el Comité Nacional Olímpico Italiano (CONI), de todas sus competiciones deportivas. Luego, ha habido, otros domingos sin fútbol; pero estos no fueron bajo la fórmula de suspensión de la competición por hechos luctuosos o motivos violentos y si mediante el aplazamiento del inicio del campeonato al no ponerse de acuerdo en el reparto de los derechos televisivos.

El hasta ahora, pues, único domingo sin «calcio» por hechos violentos fue hace casi justo doce años, el 5 de febrero de 1995. Una semana antes había muerto el aficionado genovés Vincenzo Spagnolo, apuñalado por el hincha milanista Simone Barbaglia, antes del Génova-Milán, el fútbol se paró al domingo siguiente al del triste acontecimientos.