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Amador Pons|TOLEDO
El Icaro Alaró sólo ha necesitado cinco meses para revolucionar el deporte balear y convertirse en el equipo de moda de la Isla. Diseñado en la cabeza de Ernesto Rodríguez y elevado a cotas inexploradas por Carlos López, el grupo mallorquín ha conseguido que toda España y media Europa miren con asombro hacia Mallorca. Han sido poco más de 150 días de camino que han desembocado en el primer título. Queda por delante el reto de ascender a Superliga, el gran objetivo del curso, pero en el trayecto están dando pistas de cuál va a ser el destino.

Hace más de una década que el Club de Voleibol de Alaró inició su andadura y tres temporadas que Ernesto Rodríguez aterrizó en la localidad. En las dos primeras el equipo ascendió de Primera Nacional a Liga FEV y jugó la fase de ascenso a Superliga. Pero en agosto el rumbo cambió por completo. El traspaso de poderes de Jaime a Carlos López significó entrar en una dimensión desconocida.

Lejos de preocuparse por las envidias o de demostrar su distancia respecto a la manera de actuar de Damià Seguí, Carlos López se preocupó de dotar a su club de infraestructura. De repente un equipo de voleibol femenino de segunda división cuenta con un team manager, Pepe Moreno, el segundo entrenador, David Pérez, maneja el Data Voley -el programa más avanzado de este deporte para estudiar a los rivales- y la plantilla se compone de figuras de primer nivel internacional que se han convertido en la envidia de varios de los proyectos de la máxima categoría.