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Fernando Fernández
En una Isla en la que el ciclismo es algo más que un deporte, el historial del Antoni Tauler Llull (Santa Margalida, 1974) merece un lugar destacado junto al de los más grandes. No en vano, puede presumir de ser el único balear que ha subido al podio de los Campos Elíseos. Lo hizo en su periplo en el legendario Kelme y por partida doble (2000 y 2001) como ganador de la general por equipos. También lo hizo en la Vuelta (2002), en la que estuvo a punto de lograr una victoria de etapa en Burgos.

Pero además, Tauler sabe lo que es acabar las tres grandes (Vuelta, Giro y Tour de Francia), correr un Mundial de ruta (Zolder, 2002) y de pista (Burdeos, 2006), sin dejar de lado su presencia en los Juegos Olímpicos de Sydney, como integrante del equipo de persecución y numerosas presencias en carreras del más alto nivel.

Con 32 años, el mercado no le ofrece alternativas interesantes para seguir en ruta y la pista es su única preocupación. La última experiencia en carretera (3 Molinos) acabó con la rescisión del contrato de toda la plantilla y un desencanto que ha dejado huella en Toni, quien sabe que «el tema está muy mal. Mi representante sigue mirando cosas, pero no voy a arriesgarme y mucho tienen que cambiar las cosas. Si no es un equipo serio, prefiero quedarme en casa. Yo quería correr vueltas pequeñas antes del Mundial y coger el ritmo de un equipo, pero el mercado no ofrece nada», confiesa.