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Miquel Alzamora
El Real Mallorca afronta el parón navideño instalado en la posición número 14 de la clasificación con 17 puntos, a cuatro del descenso, que lo marca el Real Betis con 13 y a diez de la primera plaza europea, que en este caso la señala el Valencia con 27. Mirar arriba queda ahora lejos, mientras que el infierno empieza a quedar excesivamente próximo. Gregorio Manzano quiere que su equipo levante la cabeza cuando regrese de vacaciones y recupere toda o parte de la personalidad perdida sobre el terreno de juego. Dentro de la crisis de resultados y de juego en la que parece haberse instalado el equipo, la situación no es dramática, al menos a día de hoy. Los rojillos suman 17 puntos, uno más que el año pasado por estas mismas fechas con Cúper en el banquillo, aunque también es cierto que, cuando ése equipo afrontó el alto navideño, lo hacía con un partido más, 17 concretamente. Los calendarios año a año sufren modificaciones en la cantidad de partidos disputados cuando se llega al parón de fin de año. La disputa de un Mundial o de una Eurocopa modifica sensiblemente la cifra de encuentros con los que se llega a la última semana de diciembre. Esta temporada no se contempla ninguno de los dos escenarios y por este motivo sólo se llevan jugadas 16 jornadas. Sin embargo, los números no son tampoco para presumir, más bien todo lo contrario. El equipo ha pasado de ser el menos goleado a llegar a los 22 goles encajados. Si tomamos las últimas diez temporadas -desde el último ascenso del Mallorca- el conjunto rojillo ha llegado casi siempre en situación cómoda. Sólo las temporadas 01/02, 04/05, y la campaña anterior, el equipo ha estado metido en verdaderos problemas. La 01/02 los problemas acabaron con Bernd Krauss destituido y con su sucesor Sergei Kresic también fuera. El equipo no tuvo capacidad suficiente para alternar la Champions con el campeonato regular. La 04/05 también pasaron tres entrenadores por el banquillo. Benito Floro, Tomeu Llompart -marcó la transición- y Héctor Cúper.

El argentino logró mantener al equipo en Primera, pero al año siguiente, en el mes de febrero, dimitió ante la grave situación deportiva en al que estaba enquistado su equipo. No siempre lo ha pasado mal el equipo al llegar estas fechas. También ha habido navidades muy dulces como la cuatro primeras desde que se volvió a conseguir el ascenso. En la segunda el equipo despidió el año y recibió el siguiente como líder de la categoría. Sin duda hay un término medio, aunque Manzano y lo suyos quisieran ver al Mallorca en situación mucho menos comprometida. Hasta llegar al final de la primera vuelta restan tres partidos, dos en casa, Athletic Club de Bilbao y Real Madrid y uno fuera, Sevilla CF. De los tres, el más asequible, a priori, es el que se debe disputar en Son Moix nada más empezar el año ante el conjunto vasco. No obstante, la llegada de Mané a San Mamés ha aumentado la moral del equipo y, a su vez, los resultados han mejorado logrando desquitarse del estigma perdedor que se apoderó del grupo. El Mallorca pretende mejorar en todos los conceptos y Manzano espera que tras este alto en el camino, se vuelva a enderezar el rumbo.