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Maurizia Cacciatori es mucho más que una jugadora de voleibol, es algo así como un huracán. Nació en Carrara con unas condiciones inmejorables para practicar este deporte y su físico se encargó de hacer el resto. Su posición en la pista -juega como colocadora, es la que dirige todos los ataques- y su caracter ganador la convirtieron en una pieza básica en los mejores equipos del mundo, al tiempo que aumentaba el número de firmas que la elegía como imagen de su producto. Todavía aún es uno de los grandes reclamos. A sus 34 años, y antes de enfundarse la camiseta del Ícaro Alaró en un partido oficial, ya ha revolucionado la Isla. Decían de Zidane que era uno de los pocos jugadores por los que merecía pagar la entrada en cualquier partido. Y en el caso del voleibol se podría aplicar la misma sentencia a Maurizia Cacciatori. La colocadora italiana fue designada la mejor jugadora del Mundial de 1998 -compartió galardón con Rafa Pascual-, lo que evidencia sus cualidades en la pista, pero en el caso de la transalpina a su categoría como jugadora hay que unir un sinfín de cualidades.

Igual que sucedió con la tenista rusa Anna Kournikova o con el futbolista David Beckham, Maurizia Cacciatori ha aperecido en más portadas de revistas que partidos ha disputado. Su belleza y su físico le ayudaron a convertirse en una de las deportistas más conocidas del mundo y las firmas se la han rifado. Ha tenido multitud de contratos y sus agentes han recibido ofertas de todo tipo. La última ha sido la de participar en la versión italiana de la «Isla de los Famosos». Maurizia Cacciatori se mantenía todavía a un nivel deportivo muy alto y la temporada pasada militó en un equipo de la serie A1, la primera división de la liga italiana, la más fuerte del mundo. Su participación en el concurso y el contrato de su marido por el Palma Aqua Mágica de baloncesto, fueron las claves para que la colocadora transalpina recalara en el Ícaro Alaró. Al club que preside Carlos López no le importó esperar a que la expulsaran dereality, conscientes de que en los próximos meses su presencia va a ser una auténtica revolución en el deporte balear.

El fichaje de Maurizia Cacciatori por el Tenerife coincidió con el comienzo del auge del voleibol femenino español. Hoy, la Superliga Femenina cuenta con algunas de las mejores jugadoras del mundo, pero la llegada de la transalpina varió por completo la tendencia en la que se movía este deporte en España. La llegada del «huracán Cacciatori» provocó que los partidos del Tenerife se televisaran y que los patrocinadores se pelearan por aparecer en la camiseta y el pantalón que debían ponerse la italiana y sus compañeras. Algo similar está ocurriendo con el Ícaro Alaró esta temporada. En un deporte en el que buscar patrocinadores supone prácticamente una utopía, el club de Carlos López ha encontrado el mejor filón para vender un proyecto que aspira a convertirse en el rey del voleibol español.