La plantilla del Mallorca festeja el gol de Maxi López. Foto: MONSERRAT

TW
0

En un día reservado para los focos de Tristán, apareció Maxi López. El argentino se rebeló contra su suplencia con un gol que amarró el primer triunfo de la temporada y amortiguó el estreno del delantero sevillano. Su tanto llegó en el mejor tramo local, que de nuevo coincidió con las maniobras de Manzano. Fue necesario sentar a Pisculichi y Jonás, escorar a Arango a la izquierda y situar en punta a dos piezas, en este caso a Maxi y Víctor, para que el Mallorca divisara la luz.

Al igual que sucediera en Huelva, el grupo balear ofreció su mejor versión con sus peloteros sobre el césped. El técnico sacrificó las inútiles carreras de los extremos argentinos por el talento de Jankovic y Arango y el Mallorca atropelló a un Espanyol más endeble de lo esperado. Una parada postrera de Prats evitó la injusticia y echó el lazo a la primera sonrisa en el ONO Estadi. La victoria le sirve a Manzano para extraer conclusiones y, sobre todo, para meditar si el plan B funciona, ¿por qué no probar de inicio? (1-0).

Manzano cambió de actores en el arranque, pero el grupo calcó el guión de partidos precedentes. Malgastó un torrente de ocasiones y cerró el primer acto sin decidirse entre ir hacia arriba o resguardar el empate. Pero a la hora de partido, entregó otro guión y el Mallorca sacó a relucir todas sus virtudes. Con Basinas sujetando, Ibagaza repartiendo las cartas, Jankovic y Arango mordiendo en las orillas y dos puntas, el grupo isleño ofreció detalles para el optimismo.