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Joaquín Caparrós le tiene tomada la medida al Mallorca. El sevillano, que el domingo volverá a entrometerse en la vida del conjunto isleño, sabe gestionar sus recursos como nadie y es uno de los pocos técnicos de la Liga que ha saldado todos sus cruces ante los baleares con un expediente inmaculado. El entrenador del Deportivo ha dirigido diez encuentros frente al conjunto insular y de todos ha obtenido algún beneficio en forma de puntos. Seis victorias y cuatro empates le han dado volumen a una dinámica devastadora para los bermellones que podría concluir este mismo fin de semana si los hombres de Gregorio Manzano se aseguran el primer triunfo del campeonato.

Caparrós y el Mallorca son ya dos viejos conocidos. En los cinco últimos años la vida de uno y otro ha transcurrido integramente en la máxima categoría y sus pulsos han sido constantes. El preparador de Utrera, que durante una década forjó su futuro entre los banquillos de Tercera y Segunda B, llegó al ático del fútbol español en el 2001 tras ascender al Sevilla como campeón de Segunda y desde entonces su progresión ha sido imparable. Asentó al conjunto hispalense entre los grandes de la Liga y el año pasado emigró a La Coruña para liderar el cambio de ciclo de un Deportivo que se ha terminado de concretar este mismo verano.

Su primera parada en Son Moix colmaría las aspiraciones de cualquier técnico. El Sevilla volvía a Primera en una posición más que confortable y humilló al Mallorca de Sergio Kresic (0-4) con goles de Olivera, Casquero y Moisés, que anotó por partida doble. Antes de eso, en el duelo de la primera vuelta, los andaluces habían resistido el empuje de los isleños y evitaron que se marcharan dos puntos de Nervión (2-2).