Adriano, junto a Materazzi, saluda a los periodistas durante el entrenamiento de ayer. Foto: JAUME MOREY

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La versión 2006-07 del Mallorca saldrá esta noche del garage. El equipo balear, que a lo largo de los últimos cuarenta días ha ido cobrando forma sobre la pizarra de Gregorio Manzano, expondrá por primera vez sus argumentos ante el público del ONO Estadi en una cita diseñada especialmente para favorecer el espectáculo. La escuadra isleña descubrirá las cartas con las que se sentará a disputar la décima partida consecutiva en la máxima categoría y poco después se posicionará sobre el césped para chequear su estado de forma ante el club al que la Federación Internacional de Historia y Estadísticas del Fútbol (IFFHS) ha colgado la vitola de «mejor club del mundo». Y es que el Inter de Figo, Adriano, Vieira o Ibrahimovic será el encargado de someter a examen a la formación isleña, que a falta de ocho días para inicio oficial del campeonato, aspira a alcanzar la madurez en el menor tiempo posible.

Desde la llegada de Vicenç Grande a la poltrona del antiguo Son Moix el Mallorca se había propuesto recuperar las porciones más importantes de su historia y este trofeo, que esta noche vivirá su trigésimo segunda edición, figura en una de ellas. El club bermellón no sólo se reencontrará con la tradicional cita veraniega que recuperó en 2005 gracias a la visita del Hertha Berlín, sino que ha dado un salto cualitativo para moldear la edición más valiosa de la historia. En esta ocasión, le toca recibir a uno de los conjuntos con mejor pedigrí del planeta y regenerar la oxidada autoestima del mallorquinismo, algo debilitaba a raíz de los resultados de las dos últimas temporadas. Nadie duda de que un resultado favorable frente al cuadro lombardo dispararía los niveles de confianza del grupo y sobre todo de la afición, que hoy comprobará de primera mano si el proyecto es tan fiable como aparenta o si, por el contrario, conserva las fugas que le condenaron al sufrimiento en las últimas entrega de la Liga.

Por primera vez en mucho tiempo, el Mallorca llega a este punto del verano con un esqueleto sólido y definido al que sólo hará falta aplicar algunos retoques en los próximos días. Así, el cuadro rojinegro presumirá de sus cinco incorporaciones (Maxi, Jordi López, Varela, Dorado y Héctor) y mientras apura los plazos establecidos para cerrar definitivamente el plantel empezará a recorrer la distancia que le separa del kilómetro cero del campeonato. Gregorio Manzano, que ayer aseguró que va a hacer todo lo posible para la afición se lo pase en grande, tiene previsto alinear un once muy similar al que debutará en Huelva el domingo día 27 y en la que unicamente aparece un refuerzo por línea. Prats, que se quedó sin competencia tras la lesión de Moyà, custodiará la portería isleña junto a una defensa formada por el ex bético Varela y los ya conocidos Nunes, Ballesteros y Fernando Navarro. Delante de ellos, el timón será propiedad de Angelos Basinas y del catalán Jordi López, que tratará de mantener el nivel exhibido durante los bolos estivales disputados hasta el momento. Al carril derecho se asomará el hombre más en forma del vestuario, Jonás Gutiérrez, que en la orilla contraria contará con la colaboración de Tuni. El jugador solleric, que lucirá por primera vez el brazalete de capitán ante su público, cubrirá casi con toda seguridad el hueco abierto por Leonardo Pisculichi, cuyo concurso estará hasta última hora entre interrogantes por culpa del lumbago. El técnico será el que diga la última palabra sobre el centrocampista argentino, que pese a estar llamado a ser el líder del Mallorca a partir de ahora, lo tiene complicado para exhibir sus argumentos ante el mallorquinismo.